hoy llueve mucho, mucho, y pareciera que están lavando el mundo mi vecino de al lado mira la lluvia y piensa escribir una carta de amor/ una carta a la mujer que vive con él y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él y se parece a su sombra/ mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer/ entra a la casa por la ventana y no por la puerta/ por una puerta se entra a muchos sitios/ al trabajo, al cuartel, a la cárcel, a todos los edificios del mundo/ pero no al mundo/ ni a una mujer/ni al alma/ es decir/a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así/ como hoy/que llueve mucho/ y me cuesta escribir la palabra amor/ porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa/ y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran/ y cuándo/y cómo/ pero el alma qué puede explicar/ por eso mi vecino tiene tormentas en la boca/ palabras que naufragan/ palabras que no saben que hay sol porque nacen y mueren la misma noche en que amó/ y dejan cartas en el pensamiento que él nunca escribirá/ como el silencio que hay entre dos rosas/ o como yo/que escribo palabras para volver a mi vecino que mira la lluvia/ a la lluvia/ a mi corazón desterrado/
en el gran cielo de la poesía/ mejor dicho/ en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos/astros dioses/mortales está cantando el ruiseñor de Keats/ siempre/
Un hombre deseaba violentamente a una mujer, a unas cuantas personas no les parecía bien, un hombre deseaba locamente volar, a unas cuantas personas les parecía mal, un hombre deseaba ardientemente la Revolución y contra la opinión de la gendarmería