La ramilletera ciega, de Juan María Maury | Poema

    Poema en español
    La ramilletera ciega

    Caballeros, aquí vendo rosas; 
    frescas son y fragantes, a fe; 
    oigo mucho alabarlas de hermosas 
    eso yo, pobre ciega, no sé. 

    Para mi ni belleza ni gala 
    tiene el mundo, ni luz ni color; 
    mas la rosa del cáliz exhala, 
    dulce, un hálito, aroma de amor. 

    Cierra, cierra tu acero oloroso, 
    tierna flor, y te duele de mí: 
    no en quitarme tasado reposo 
    seas cándida cómplice asi. 

    Me revelas el bien de quien ama, 
    otra dicha negada a mi ser: 
    debe el pecho apagar una llama, 
    que no pueden los ojos arder. 

    Tú, que dicen la flor de las flores, 
    sin igual en fragancia y matiz, 
    tú la vida has vivido de amores 
    del Favonio halagada feliz. 

    Caballeros, compradle a la ciega 
    esa flor que podéis admirar; 
    la infeliz con su llanto la riega: 
    ojos hay para solo llorar. 

    • Caballeros, aquí vendo rosas; 
      frescas son y fragantes, a fe; 
      oigo mucho alabarlas de hermosas 
      eso yo, pobre ciega, no sé. 

      Para mi ni belleza ni gala 
      tiene el mundo, ni luz ni color; 
      mas la rosa del cáliz exhala, 
      dulce, un hálito, aroma de amor.