Ojos terribles y puros que me lanzáis el reproche, ojos que sois cual la noche, que sois cual la noche obscuros, ojos que miráis seguros luz derramando en derroche; plegando los párpados, broche de esos radiantes luceros, no me miréis tan severos, ojos que sois cual la noche.
Ojos que de extraña suerte me hacéis vivir o morir; ojos que me dais vivir para causarme la muerte, en vano pretendo fuerte, vuestro yugo sacudir; ¡ya no puedo resistir esta esclavitud amada! ¡matadme de una mirada ojos que me hacéis vivir!
Ojos que lanzáis centellas para ofuscarse ellos mismos; ojos que sois dos abismos donde brillan dos estrellas; ojos de pupilas bellas y de extraños magnetismos, ¡por obscuros fatalismos que no acierto a explicar, os vuelvo siempre a mirar, ojos que sois dos abismos!
Si por volveros a ver me causáis penas mortales, ojos que sois dos puñales, víctima vuestra he de ser, ¡no me importa padecer sufrimientos eternales si las causas principales de mis penas merecidas serán vuestras mil heridas, ojos que sois dos puñales!
Ojos terribles y puros que me lanzáis el reproche, ojos que sois cual la noche, que sois cual la noche obscuros, ojos que miráis seguros luz derramando en derroche; plegando los párpados, broche de esos radiantes luceros,