Ex-libris, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Ex-libris

    He llegado al final... 
    ¿Quién me ha traído hasta aquí... 
    y por qué me han traído hasta aquí? 
    Yo no quería cantar... 
    Y ahora parece que este era solo mi destino: 
    cantar, rezar, gritar, llorar, blasfemar... 
    Y con una voz de publicano, 
    con una voz de energúmeno, 
    con una voz parda, rota, agria, irritante... 
    ¿Y tengo que dejar todo esto escrito aquí?... 
    Lo dejaré como un pecador que escribe sus pecados 
    y se los dice a su hermano avergonzado. 
    Tal vez todo no sea más que un examen de conciencia 
    para hacer una buena confesión. 
    ¡Pero si Dios lo sabe todo! 
    Mas yo debo pensar que Dios no sabe nada. 
    Y alguien hay en el mundo que no sabe 
    que yo fui un pobre hombre que apenas pudo hablar. 
    ¡Ah, si hubiese podido hablar! 
    Si ahora pudiese decir sencillamente... 
    si pudiese empezar otra vez calladamente diciendo: 
    Yo me confieso, Señor... 
    Ten misericordia de mí.

    • Ahora camino de noche 
      porque las noches son claras... 
      Y esta noche no hubo luna, 
      no hubo luna amiga y blanca... 
      y había pocas estrellas, 
      pocas estrellas y pálidas... 

      Y era todo triste sin la luna amiga... 
      y era todo negro sin la luna blanca. 

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • Ser en la vida romero, 
      romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 
      Ser en la vida romero, 
      sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 
      Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 
      Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, 

    • No he venido a cantar 
      No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río 

    • Oí tocar a los grandes violinistas del mundo, 
      a los grandes 'virtuosos'. 
      Y me quedé maravillado. 
      ¡Si yo tocase así!... ¡Como un 'Virtuoso'! 
      Pero yo no tenía 
      escuela 
      ni disciplina 
      ni método... 
      Y sin estas tres virtudes