Pero ¿qué están hablando esos poetas de ahí de la palabra?
Siempre en discusiones de modisto:
que si desceñida o apretada...
que si la túnica o que si la casaca...
La palabra es un ladrillo, ¿Me oísteis?... ¿Me ha oído usted, Señor Arcipreste?
Un ladrillo. El ladrillo para levantar la Torre... y la Torre
tiene que ser alta... alta, alta...
hasta que no pueda ser más alta.
Hasta que llegue a la última cornisa
de la última ventana
del último sol
y no pueda ser más alta.
Hasta que ya entonces no quede más que un ladrillo solo,
el último ladrillo... la última palabra,
Para tirárselo a Dios,
con la fuerza de la blasfemia o de la plegaria...
Y romperle la frente... a ver si dentro de su cráneo
está la Luz o está la Nada.