texto_poema
Por el serenado ambiente, sombrío frescor se esparce. La noche estrecha en su engarce el ópalo del Poniente.
Con temerosa reserva desata sus largos tules; sus hondas huellas azules aterciopelan la hierba.
Perfuman nobles jazmines, y con la luna que asoma, parece alzarse en su aroma el ángel de los jardines.
Dilata el astro hacia el Este su espejismo de laguna, y en un abismo de luna flota la calma celeste.
Vierte esa luz dulce pena; y como un lirio tardío, el alma se abre al rocío de sed amorosa llena.
Cuanta blancura reposa sobre la pradera en calma; y en el sauce y en el alma cuanta sombra misteriosa.
Lejos palpita una estrella; y el silencio, grave y manso, como un gran buey en descanso profundamente resuella.
Vaga congoja desiste en el alma enajenada, y llora por ti... por nada... porque así es la vida... triste...