Manos blancas, de Manuel Álvarez Magaña | Poema

    Poema en español
    Manos blancas

    Manos blancas, satinadas, 
    con leve azul en las venas, 
    manos color de azucenas 
    por el alba sonrosadas; 
    manos que fuisteis besadas 
    allá en mis horas de penas, 
    sed conmigo otra vez buenas, 
    cuando sufro delirante: 
    acariciadme un instante, 
    manos color de azucenas! 
    Manos suaves y pequeñas, 
    manos color de cirio, 
    manos blancas como el lirio, 
    como el ave de sedeñas; 
    manos que haciéndome en señas, 
    la santa cruz del martirio, 
    nuestro amor, hasta el delirio, 
    con fe y juramentos vanos 
    me hicisteis creer ¡Oh manos, 
    manos blancas como el cirio! 
    Manos que he desenguantado 
    convulsivo en la arboleda, 
    manos suaves cual la seda, 
    que con ansias he estrechado; 
    manos con que yo he soñado, 
    cual otro cisne de leda, 
    ser dichoso cuando pueda 
    ver mi esperanza cumplida; 
    tened piedad de mi vida, 
    manos blancas cual la seda! 
    Manos blancas, manos finas, 
    a quienes de hinojos rezo, 
    manos hechas para el beso 
    de las bocas purpurinas; 
    manos breves y divinas, 
    á quienes canto y confieso, 
    la pasión que les profeso; 
    manos tiranas de flores, 
    olvidad tanto rigores, 
    manos hechas para el beso! 
    Manos que con fanatismo 
    adoro en santo fervor, 
    Manos blancas de mi amor, 
    símbolos de un fanatismo: 
    salvadme ya del abismo; 
    escribidme, por favor: 
    y si este inmenso dolor 
    con vuestra piedad no calma, 
    ¡Arrancadme luego el alma, 
    manos blancas de mi amor! 

    • Manos blancas, satinadas, 
      con leve azul en las venas, 
      manos color de azucenas 
      por el alba sonrosadas; 
      manos que fuisteis besadas 
      allá en mis horas de penas, 
      sed conmigo otra vez buenas, 
      cuando sufro delirante: 
      acariciadme un instante, 

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