Manos blancas, satinadas, con leve azul en las venas, manos color de azucenas por el alba sonrosadas; manos que fuisteis besadas allá en mis horas de penas, sed conmigo otra vez buenas, cuando sufro delirante: acariciadme un instante, manos color de azucenas! Manos suaves y pequeñas, manos color de cirio, manos blancas como el lirio, como el ave de sedeñas; manos que haciéndome en señas, la santa cruz del martirio, nuestro amor, hasta el delirio, con fe y juramentos vanos me hicisteis creer ¡Oh manos, manos blancas como el cirio! Manos que he desenguantado convulsivo en la arboleda, manos suaves cual la seda, que con ansias he estrechado; manos con que yo he soñado, cual otro cisne de leda, ser dichoso cuando pueda ver mi esperanza cumplida; tened piedad de mi vida, manos blancas cual la seda! Manos blancas, manos finas, a quienes de hinojos rezo, manos hechas para el beso de las bocas purpurinas; manos breves y divinas, á quienes canto y confieso, la pasión que les profeso; manos tiranas de flores, olvidad tanto rigores, manos hechas para el beso! Manos que con fanatismo adoro en santo fervor, Manos blancas de mi amor, símbolos de un fanatismo: salvadme ya del abismo; escribidme, por favor: y si este inmenso dolor con vuestra piedad no calma, ¡Arrancadme luego el alma, manos blancas de mi amor!
Manos blancas, satinadas, con leve azul en las venas, manos color de azucenas por el alba sonrosadas; manos que fuisteis besadas allá en mis horas de penas, sed conmigo otra vez buenas, cuando sufro delirante: acariciadme un instante,