Dice la fuente, de Manuel Machado | Poema

    Poema en español
    Dice la fuente

    No se callaba la fuente, 
    no se callaba... 

    Reía, 
    saltaba, 
    charlaba... Y nadie sabía 
    lo que decía. 

    Clara, alegre, polifónica, 
    columnilla salomónica 
    perforaba 
    el silencio del Poniente 
    y, gárrula, se empinaba 
    para ver el sol muriente. 

    No se callaba la fuente. 
    no se callaba... 

    Como vena 
    de la noche, su barrena, 
    plata fría, 
    encogía 
    y estiraba... 
    Subía, 
    bajaba, 
    charlaba... Y nadie sabía 
    lo que decía. 

    Cuando la aurora volvía...

    • Largas tardes campestres; 
      alamedas rosadas; 
      aire delgado que el aroma apenas 
      sostiene de la acacia; 
      huerto, pinar... Llanuras de oro viejo, 
      azul de la montaña... 
      Esquilas del arambre 
      y balido, sin fin, de la majada, 
      en el silencio claro... 

    • A Rubén Darío 
       
      La hora cárdena... La tarde 
      los velos se va quitando... 
      El velo de oro..., el de plata. 
      La hora cárdena... 
      «Aún es temprano». 

      «Nada veo sino el polvo 
      del camino...» 
      «Aún es temprano». 

    • El médico me manda no escribir más. Renuncio, 
      pues, a ser un Verlaine, un Musset, un D’ Annunzio 
      —¡no que no!—, por la paz de un reposo perfecto, 
      contento de haber sido el vate predilecto 
      de algunas damas y de no pocos galanes, 

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