Desde los afectos, de Mario Benedetti | Poema

    Poema en español
    Desde los afectos

    ¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo? 
    Que uno tiene que buscarlo y dárselo... 
    Que nadie establece normas, salvo la vida... 
    Que la vida sin ciertas normas pierde formas... 
    Que la forma no se pierde con abrirnos... 
    Que abrirnos no es amar indiscriminadamente... 
    Que no está prohibido amar... 
    Que también se puede odiar... 
    Que el odio y el amor son afectos... 
    Que la agresión porque sí, hiere mucho... 
    Que las heridas se cierran... 
    Que las puertas no deben cerrarse... 
    Que la mayor puerta es el afecto... 
    Que los afectos, nos definen... 
    Que definirse no es remar contra la corriente... 
    Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja... 
    Que buscar un equilibrio no implica ser tibio... 
    Que negar palabras, es abrir distancias... 
    Que encontrarse es muy hermoso... 
    Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida... 
    Que la vida parte del sexo... 
    Que el por qué de los niños, tiene su por qué... 
    Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad... 
    Que saber todo de todos, es curiosidad mal sana... 
    Que nunca está de más agradecer... 
    Que autodeterminación no es hacer las cosas solo... 
    Que nadie quiere estar solo... 
    Que para no estar solo hay que dar... 
    Que para dar, debemos recibir antes... 
    Que para que nos den también hay que saber pedir... 
    Que saber pedir no es regalarse... 
    Que regalarse en definitiva no es quererse... 
    Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos... 
    Que para que alguien sea, hay que ayudarlo... 
    Que ayudar es poder alentar y apoyar... 
    Que adular no es apoyar... 
    Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara... 
    Que las cosas cara a cara son honestas... 
    Que nadie es honesto porque no robe... 
    Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo... 
    Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte... 
    Que se puede estar muerto en vida.. 
    Que se siente con el cuerpo y la mente... 
    Que con los oídos se escucha... 
    Que cuesta ser sensible y no herirse... 
    Que herirse no es desangrarse... 
    Que para no ser heridos levantamos muros... 
    Que sería mejor construir puentes... 
    Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve... 
    Que volver no implica retroceder... 
    Que retroceder también puede ser avanzar... 
    Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol... 
    ¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

    Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920-Montevideo, 2009). Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Autor de novelas, relatos, poesía, teatro y crítica literaria, publicó más de cincuenta libros y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Fue galardonado con, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí 2000. 

    • Voy a cerrar los ojos en voz baja 
      voy a meterme a tientas en el sueño. 
      En este instante el odio no trabaja 
      para la muerte que es su pobre dueño 
      la voluntad suspende su latido 
      y yo me siento lejos, tan pequeño 
      que a Dios invoco, pero no le pido 

    • Porque te tengo y no 
      porque te pienso 
      porque la noche está de ojos abiertos 
      porque la noche pasa y digo amor 
      porque has venido a recoger tu imagen 
      y eres mejor que todas tus imágenes 
      porque eres linda desde el pie hasta el alma 

    • El mar es un azar 
      qué tentación echar 
      una botella al mar 
      poner en ella por ejemplo un grillo 
      un barco sin velamen y una espiga 
      sobrantes de lujuria algún milagro 
      y un folio rebosante de noticias 
      poner un verde un duelo una proclama 

    • Yo digo ¿no? 
      esta mano 
      que escribe mil doscientos 
      y transporte 
      y Enero 
      y saldo en caja 
      que balancea el secante 
      y da vuelta la hoja 
      esta mano crispada en el apuro 
      porque se viene el plazo 
      y no hay tu tía 

    • Te espero cuando la noche se haga día, 
      suspiros de esperanzas ya perdidas. 
      No creo que vengas, lo sé, 
      sé que no vendrás. 
      Sé que la distancia te hiere, 
      sé que las noches son más frías, 
      Sé que ya no estás. 
      Creo saber todo de ti. 

    • La verdad es que 
      grietas 
      no faltan 
      así al pasar recuerdo 
      las que separan a zurdos y diestros 
      a pequineses y moscovitas 
      a présbites y miopes 
      a gendarmes y prostitutas 
      a optimistas y abstemios 
      a sacerdortes y aduaneros