Hombre que mira el cielo, de Mario Benedetti | Poema

    Poema en español
    Hombre que mira el cielo

    Mientras pasa la estrella fugaz 
    acopio este deseo instantáneo 
    montones de deseos hondos y prioritarios 
    por ejemplo que el dolor no me apague la rabia 
    que la alegría no desarme mi amor 
    que los asesinos del pueblo se traguen 
    sus molares caninos e incisivos 
    y se muerdan juiciosamente el hígado 
    que los barrotes de las celdas 
    se vuelvan de azúcar o se curven de piedad 
    y mis hermanos puedan hacer de nuevo 
    el amor y la revolución 
    que cuando enfrentemos el implacable espejo 
    no maldigamos ni nos maldigamos 
    que los justos avancen 
    aunque estén imperfectos y heridos 
    que avancen porfiados como castores 
    solidarios como abejas 
    aguerridos como jaguares 
    y empuñen todos sus noes 
    para instalar la gran afirmación 
    que la muerte pierda su asquerosa puntualidad 
    que cuando el corazón se salga del pecho 
    pueda encontrar el camino de regreso 
    que la muerte pierda su asquerosa 
    y brutal puntualidad 
    pero si llega puntual no nos agarre 
    muertos de vergüenza 
    que el aire vuelva a ser respirable y de todos 
    y que vos muchachita sigas alegre y dolorida 
    poniendo en tus ojos el alma 
    y tu mano en mi mano 

    y nada más 
    porque el cielo ya está de nuevo torvo 
    y sin estrellas 
    con helicóptero y sin dios.

    Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920-Montevideo, 2009). Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Autor de novelas, relatos, poesía, teatro y crítica literaria, publicó más de cincuenta libros y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Fue galardonado con, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí 2000. 

    • Voy a cerrar los ojos en voz baja 
      voy a meterme a tientas en el sueño. 
      En este instante el odio no trabaja 
      para la muerte que es su pobre dueño 
      la voluntad suspende su latido 
      y yo me siento lejos, tan pequeño 
      que a Dios invoco, pero no le pido 

    • Porque te tengo y no 
      porque te pienso 
      porque la noche está de ojos abiertos 
      porque la noche pasa y digo amor 
      porque has venido a recoger tu imagen 
      y eres mejor que todas tus imágenes 
      porque eres linda desde el pie hasta el alma 

    • Se me ocurre que vas a llegar distinta 
      no exactamente más linda 
      ni más fuerte 
      ni más dócil 
      ni más cauta 
      tan solo que vas a llegar distinta 
      como si esta temporada de no verme 
      te hubiera sorprendido a vos también 
      quizá porque sabes 

    • El mar es un azar 
      qué tentación echar 
      una botella al mar 
      poner en ella por ejemplo un grillo 
      un barco sin velamen y una espiga 
      sobrantes de lujuria algún milagro 
      y un folio rebosante de noticias 
      poner un verde un duelo una proclama 

    • Yo digo ¿no? 
      esta mano 
      que escribe mil doscientos 
      y transporte 
      y Enero 
      y saldo en caja 
      que balancea el secante 
      y da vuelta la hoja 
      esta mano crispada en el apuro 
      porque se viene el plazo 
      y no hay tu tía 

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