Soledades, de Mario Benedetti | Poema

    Poema en español
    Soledades


    Ellos tienen razón 
    esa felicidad 
    al menos con mayúscula 
    no existe 
    ah pero si existiera con minúscula 
    seria semejante a nuestra breve 
    presoledad. 

    Después de la alegría viene la soledad 
    después de la plenitud viene la soledad 
    después del amor viene la soledad. 

    Ya se que es una pobre deformación 
    pero lo cierto es que en ese durable minuto 
    uno se siente 
    solo en el mundo. 

    Sin asideros 
    sin pretextos 
    sin abrazos 
    sin rencores 
    sin las cosas que unen o separan 
    y en es sola manera de estar solo 
    ni siquiera uno se apiada de uno mismo. 

    Los datos objetivos son como sigue. 

    Hay diez centímetros de silencio 
    entre tus manos y mis manos 
    una frontera de palabras no dichas 
    entre tus labios y mis labios 
    y algo que brilla así de triste 
    entre tus ojos y mis ojos 
    claro que la soledad no viene sola. 

    Si se mira por sobre el hombro mustio 
    de nuestras soledades 
    se vera un largo y compacto imposible 
    un sencillo respeto por terceros o cuartos 
    ese percance de ser buena gente. 

    Después de la alegría 
    después de la plenitud 
    después del amor 
    viene la soledad. 

    Conforme 
    pero 
    que vendrá después 
    de la soledad. 

    A veces no me siento 
    tan solo 
    si imagino 
    mejor dicho si se 
    que mas allá de mi soledad 
    y de la tuya 
    otra vez estas vos 
    aunque sea preguntándote a solas 
    que vendrá después 
    de la soledad. 

    Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920-Montevideo, 2009). Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Autor de novelas, relatos, poesía, teatro y crítica literaria, publicó más de cincuenta libros y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Fue galardonado con, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí 2000.