Un padrenuestro latinoamericano, de Mario Benedetti | Poema

    Poema en español
    Un padrenuestro latinoamericano

    Padre nuestro que estás en los cielos 
    con las golondrinas y los misiles 
    quiero que vuelvas antes de que olvides 
    como se llega al sur de Río Grande 

    Padre nuestro que estás en el exilio 
    casi nunca te acuerdas de los míos 
    de todos modos dondequiera que estés 
    santificado sea tu nombre 
    no quienes santifican en tu nombre 
    cerrando un ojo para no ver la uñas 
    sucias de la miseria 

    en agosto de mil novecientos sesenta 
    ya no sirve pedirte 
    venga a nos el tu reino 
    porque tu reino también está aquí abajo 
    metido en los rencores y en el miedo 
    en las vacilaciones y en la mugre 
    en la desilusión y en la modorra 
    en esta ansia de verte pese a todo 

    cuando hablaste del rico 
    la aguja y el camello 
    y te votamos todos 
    por unanimidad para la Gloria 
    también alzó su mano el indio silencioso 
    que te respetaba pero se resistía 
    a pensar hágase tu voluntad 

    sin embargo una vez cada 
    tanto tu voluntad se mezcla con la mía 
    la domina 
    la enciende 
    la duplica 
    más arduo es conocer cuál es mi voluntad 
    cuándo creo de veras lo que digo creer 
    así en tu omnipresencia como en mi soledad 
    así en la tierra como en el cielo 
    siempre 
    estaré más seguro de la tierra que piso 
    que del cielo intratable que me ignora 

    pero quién sabe 
    no voy a decidir 
    que tu poder se haga o deshaga 
    tu voluntad igual se está haciendo en el viento 
    en el Ande de nieve 
    en el pájaro que fecunda a su pájara 
    en los cancilleres que murmuran yes sir 
    en cada mano que se convierte en puño 

    claro no estoy seguro si me gusta el estilo 
    que tu voluntad elige para hacerse 
    lo digo con irreverencia y gratitud 
    dos emblemas que pronto serán la misma cosa 
    lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro 
    de cada día y de cada pedacito de día 

    ayer nos lo quitaste 
    dánosle hoy 
    o al menos el derecho de darnos nuestro pan 
    no sólo el que era símbolo de Algo 
    sino el de miga y cáscara 
    el pan nuestro 
    ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas 
    perdónanos si puedes nuestras deudas 
    pero no nos perdones la esperanza 
    no nos perdones nunca nuestros créditos 

    a más tardar mañana 
    saldremos a cobrar a los fallutos 
    tangibles y sonrientes forajidos 
    a los que tienen garras para el arpa 
    y un panamericano temblor con que se enjugan 
    la última escupida que cuelga de su rostro 

    poco importa que nuestros acreedores perdonen 
    así como nosotros 
    una vez 
    por error 
    perdonamos a nuestros deudores 

    todavía 
    nos deben como un siglo 
    de insomnios y garrote 
    como tres mil kilómetros de injurias 
    como veinte medallas a Somoza 
    como una sola Guatemala muerta 

    no nos dejes caer en la tentación 
    de olvidar o vender este pasado 
    o arrendar una sola hectárea de su olvido 

    ahora que es la hora de saber quiénes somos 
    y han de cruzar el río 
    el dólar y el amor contrarrembolso 
    arráncanos del alma el último mendigo 
    y líbranos de todo mal de conciencia 
    amén.

    Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920-Montevideo, 2009). Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Autor de novelas, relatos, poesía, teatro y crítica literaria, publicó más de cincuenta libros y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Fue galardonado con, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí 2000.