Defenderé tu rostro
y tu nombre
de los años que se amontonan
como piedras rotas.
Defenderé tu voz,
tus palabras,
de estos largos silencios
que pesan
sobre mis labios.
Defenderé tu luz
de esta sombra!
No es fácil escribir
el nombre de antes.
Es como volver a un traje antiguo,
unas flores, un libro,
un espejo, amarillos por los años.
Con aquel otro nombre
era como tener entre las manos
toda la luz del aire.
Ahora vuelvo
a mi nombre de antes.
Mi nombre de ceniza,
el que anduvo conmigo por el tiempo
y por las soledades.
Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,
con la fría y terrible sensación de regreso
que conocen los náufragos.
Pero escucho una risa y unos alegres pasos.
Todo no se ha perdido.
Aquí estoy otra vez, frente a la vida,
con el nombre de antes.