Poema 18. Llorar a lágrima viva, de Oliverio Girondo | Poema

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    Poema 18. Llorar a lágrima viva

    Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo. 

    Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. 

    Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando. 

    Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. 

    Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca. 

    Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!

    • Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón. 

    • Lo palpable lo mórbido 
      el conco fondo ardido los tanturbios 
      las tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carne 
      y sus pistilos núbiles contráctiles 
      y sus anexos nidos 
      los languiformes férvidos subsobornos innúmeros del tacto 
      su mosto azul desnudo 

    • Este campo fue mar 
      de sal y espuma. 
      Hoy oleaje de ovejas, 
      voz de avena. 

      Más que tierra eres cielo, 
      campo nuestro. 
      Puro cielo sereno... 
      Puro cielo. 

      ¿De tu origen marino no conservas 
      más caracol que el nido del hornero? 

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