Posnotaciones, de Oliverio Girondo | Poema

    Poema en español
    Posnotaciones

    Cobayo 
    lívido engendro digo de puna 
    que enquena el aire 
    y en uniqueja isola su yo cotudo de ámbito telúrico 
    Yo cobayo de altura 



        * 



    Poco coco del todo 
    sino inórbito asombro 
    acodado al reborde de su caries de nada 



        * 



    Con tedio y tiempo muerto cogitabundo exhumo 
    tibias lívidas líbidos invertebrados ocios 
    restos quizás de sueño del ensoñar trasueños 
    segismundiando digo 



        * 



    Tras desandar la noche sin un astro custodio 
    crece en alivio cierto el íntimo retorno a una sed sedentaria 
    pero aunque olvide el turbio angustiante bagaje 
    su más desierto huésped destíñeme el llamado 
    y no encuentro la llave 



        * 



    Sípido hueco adulto con hipo de eco propio 
    sobresuspenso acaso por invisibles térmicos hipertensos estambres 
    sobre mi mucho pelo y demasiado pozo 
    aletea el silencio de mi chambergo cuervo 
    aunque estoy vivo 



        * 



    Por tan mínima araña suspendida también de lo invisible 
    en el ínfimo tiempo del porqué dónde y cuándo 
    con traslúcidos móviles grisgrices de centellar de párpado 
    y constancia de péndulo 
    tan solitariamente acompañado 
    y amigo de la noche 



        * 



    No la otra o la otra 
    ni la misma en la otra o en la otra 
    la otra 
    no la otra 



        * 



    Entre restos de restas 
    y mi prole de ceros a la izquierda 
    sólo la soledad 
    de este natal país de nadie nadie 
    me acompaña 



        * 



    En busca fui de todo 
    y más y más y más 
    paria voraz y solo 
    y por demás demás 



        * 



    Estepandando sigo 
    los anillos de médano 
    que dejan en mi arena 
    mis bostezos camellos 

    • Lo palpable lo mórbido 
      el conco fondo ardido los tanturbios 
      las tensas sondas hondas los reflujos las ondas de la carne 
      y sus pistilos núbiles contráctiles 
      y sus anexos nidos 
      los languiformes férvidos subsobornos innúmeros del tacto 
      su mosto azul desnudo 

    • Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón. 

    • Este campo fue mar 
      de sal y espuma. 
      Hoy oleaje de ovejas, 
      voz de avena. 

      Más que tierra eres cielo, 
      campo nuestro. 
      Puro cielo sereno... 
      Puro cielo. 

      ¿De tu origen marino no conservas 
      más caracol que el nido del hornero? 

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