Amar después de la muerte, de Pedro Calderón de la Barca - Ediciones Cátedra

En 1570 un ejército bajo el mando de don Juan de Austria conquistó la villa granadina de Galera arrebatándosela a los moriscos que se habían sublevado contra las duras medidas de aculturación forzosa decretadas por Felipe II. La villa fue saqueada, y una joven bellísima, conocida como la Maleha, fue apuñalada por un aventurero ansioso de apropiarse de sus brazaletes y pendientes de oro. Un morisco audaz, llamado el Tuzaní, que pretendía la mano de la joven, se infiltró como soldado cristiano, descubrió la identidad del asesino y vengó la muerte de la Maleha. Muchos años después, reinando ya Felipe IV, este suceso fue transformado por Pedro Calderón de la Barca en un impactante drama de amor, honor, infamia y venganza. Un drama notable por las ráfagas de bellísima poesía que contiene, por la empatía con la que el autor representa el punto de vista de los moriscos, por su indignación ante los excesos habituales de las acciones bélicas y por la habilidad con la que moldea los sentimientos del público para conseguir un efecto máximo en la escena de mayor patetismo.
Tapa blanda
180 x 110 mm
216 páginas
8437624657
9788437624655

Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1600 en Madrid. De familia de hidalgos, su padre era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda. Comenzó su formación en 1605 en Valladolid, donde la familia se había trasladado al encontrarse allí la Corte. En 1608 su padre decidió que ingresara en el Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid, donde estuvo hasta 1613. Continuó estudios en la Universidad de Alcalá de Henares y más tarde pasó a la Universidad de Salamanca. Sin embargo, no se ordenó religioso, tal y como había deseado su padre. En cambio, se decantó por la vida militar y tomó parte en varias campañas militares al servicio del duque del Infantado en Flandes y en el norte de Italia durante 1623 y 1625. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, se estrenó en Madrid en 1623 con motivo de la visita del príncipe de Gales. A su regreso de la guerra continuó escribiendo y representando dramas en la capital del reino. Lo cierto es que durante sus años mozos estuvo envuelto en varias pendencias y en broncas a causa del juego, como la violación de la clausura del Convento de las Trinitarias de Madrid en el que irrumpió persiguiendo a un rival, hecho que le ganó la enemistad de otro grande como Lope de Vega, cuya hija moraba entre aquellos muros. El éxito de sus comedias le granjeó el favor del monarca Felipe IV, quien le encargó numerosas obras para los teatros de la Corte, como El mayor encanto, amor, que inauguró el Coliseo del Palacio del Buen Retiro en 1635. Fueron años de gran prestigio, con obras como La dama duende y El príncipe constante (1629), Casa con dos puertas mala es de guardar (1632), El médico de su honra (1635), La vida es sueño (1636), No hay burlas con el amor y El mágico prodigioso (1637) o El alcalde de Zalamea (1640). En 1651 se ordenó sacerdote y dos años después obtuvo la capellanía de la catedral de Toledo. Continuó escribiendo dramas y comedias, pero las obras sacramentales ocuparon un lugar preponderante en su producción desde entonces, como es el caso de El gran teatro del mundo (1655). El rey le impuso el hábito de Santiago y le nombró su capellán personal. Tuvo una larga vida que se apagó el 25 de mayo de 1681 en la ciudad que lo vio nacer.

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