Alegría de la mañana blanca, de Pedro Mir | Poema

    Poema en español
    Alegría de la mañana blanca

    Son 
    las nubes 
    de almidón. 
    ¡Estoy de besos henchido 
    como una vela blanca! 
    Alza mi alma un sonoro 
    cáliz de ritmo de plata 
    en la misa del sol y del verso 
    bajo los cúmulos de algodón. 

    Esta es la fiesta de un hombre 
    que emborrachó de emoción. 
    ¿Quién te llevó por el río 
    para besarte la falda? 
    ¿Quién te decía los versos 
    y te confiaba las cartas? 
    ¿Quién te apretaba el meñique 
    y los besos te robaba? 

    ¡Ah, las nubes de almidón 
    me poetizan la mañana! 
    Nadie te cuenta mis gozos 
    de almidón de nube blanca, 
    y tu sombra me persigue 
    por esta alegría larga... 
    ¡Siga el canto! ¡Siga el canto! 

    ¡Que el pecho me da en merengues 
    un corazón de guitarras! 
    Están de almidón los días 
    y de almidón las semanas: 
    días, 
    semanas, 
    días, 
    semanas 
    y siempre las alegrías 
    de almidón por las mañanas. 

    ¿Quién sorprendió los cariños 
    y te contó las pisadas? 
    ¿Quién se achicó en tus pupilas 
    por culpa de una mirada? 
    ¡Ah, la mañana se asombra 
    de nubes almidonadas...! 

    Fiebre de luz y de sombra 
    violentamente contrastan, 
    las mismas que me dibujan 
    y en tus ojos me retratan. 

    ¿Fiesta? La de tus ojos. 
    ¿Parranda? La de tu cara. 
    Felicidad y alegría. 
    ¡Triunfo de las nubes blancas! 
    Conviérteme todo en besos 
    para estamparme en tu cara.