Antología poética, de Rainer Maria Rilke - Austral

La poesía de Rainer Maria Rilke (1875-1926) es el resultado de su profundización en el yo y en el misterio del hombre. Rilke defiende que hay que cambiar la vida, que captamos el mundo en pequeñas ondas y que debemos buscar los orígenes. Y esto le convierte en un poeta difícil pero exacto, que ejerce sobre el lector una gran atracción, porque incluso su superficie es permeable, escarpada y rugosa. Su búsqueda de una soledad radical le llevó a viajar continuadamente desde 1896, y este nomadismo perpetuo confluye en la reivindicación simultánea del individualismo y del cosmopolitismo que mantuvo a lo largo de toda su vida. En esta antología poética, Jaime Ferreiro Alemparte nos hace entrar en Rilke, vivir sus símbolos, leer su oscuridad, recogiendo toda la gama de sentidos que cada poema y cada verso tienen en el original. 'Uno de los misterios de la poesía es que muy pocas veces se deja traducir, y ésta es una de ellas, en que los fragmentos y las partes corresponden a la unidad de un todo y en que los reflejos que nos llegan son algo más que una imagen rápida de sí' Jaime Siles.
Tapa blanda
190 x 125 mm
416 páginas
8467047356
9788467047356

Rainer Maria Rilke nació en Praga en diciembre de 1875. Estudió en uno de los mejores colegios de dicha ciudad y luego ingresó en una academia militar, que abandonó para estudiar letras y filosofía en las universidades de Praga, Munich y Berlín. De esa época datan sus primeros libros de poesía: Vida y canciones (1895), Coronado de sueño (1897) y Adviento (1898). Un viaje a Rusia en 1899 le inspiraría años más tarde sus conocidas Elegías del Duino (1922). La leyenda del amor y muerte del alférez Christoph Rilke y el libro Cuadernos de Malte Laurids Brigge atrajeron la atención de los críticos sobre él, especialmente en Francia, donde había residido y había trabado amistad con el escultor Auguste Rodin y el escritor André Gide. Tras la primera guerra mundial, en la que participó brevemente, viajó por varios países mediterráneos y finalmente se estableció en Suiza, donde publicaría los Sonetos a Orfeo, una de sus obras más conocidas. Murió en 1926.

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