En Ronda. Cartas y poemas, de Rainer Maria Rilke - Editorial Pre-Textos

Cuando Rilke emprendió su viaje por España, no había oído hablar de Ronda, donde llegó casi por casualidad. Se sintió abrumado por la majestuosidad del paisaje y decidió quedarse por un tiempo, al final, estuvo allí desde diciembre de 1912 hasta febrero de 1913. Aprovechó el anonimato -un turista extranjero en un hotel prácticamente vacío - para realizar un ejercicio de introspección y plantearse intensamente la dirección que habría de tomar su obra, y tuvo un brote de creatividad, al contrario de lo que le había sucedido en Toledo. Desde Ronda consiguió un nuevo estudio en París y partió en febrero para enfrentarse una vez más a la dura prueba que esta ciudad representaba para él desde que, en 1902, la visitara por primera vez. Ronda, por lo tanto, podría considerarse un lugar de descanso, un periodo de tregua en el peregrinaje -a menudo atormentado- de Rilke por los países de Europa, y una íntima experiencia de un paisaje cuyas características numinosas tuvieron una profunda resonancia en su interior.
Rainer Maria Rilke
Editorial Pre-Textos
2013
Tapa blanda con solapas
210 x 140 mm
60 páginas
8415576285
9788415576280

Libros relacionados

  • Cartas y poemas
    Rainer Maria Rilke
    Editorial Pre-Textos
    2013
    Cuando Rilke emprendió su viaje por España, no había oído hablar de Ronda, donde llegó casi por casualidad. Se sintió abrumado por la majestuosidad del paisaje y decidió quedarse por un tiempo, al final, estuvo allí desde diciembre de 1912 hasta febrero de 1913. Aprovechó el anonimato -un turista extranjero en un hotel prácticamente vacío - para realizar un ejercicio de introspección y plantearse intensamente la dirección que habría de tomar su obra, y tuvo un brote de creatividad, al contrario de lo que le había sucedido en Toledo. Desde Ronda consiguió un nuevo estudio en París y partió en febrero para enfrentarse una vez más a la dura prueba que esta ciudad representaba para él desde que, en 1902, la visitara por primera vez. Ronda, por lo tanto, podría considerarse un lugar de descanso, un periodo de tregua en el peregrinaje -a menudo atormentado- de Rilke por los países de Europa, y una íntima experiencia de un paisaje cuyas características numinosas tuvieron una profunda resonancia en su interior.