Madre.
Horizonte.
Soledad.
Llanura franca al sol que sólo sabe de tu curva.
Tú que nos das el orgullo de creernos un centro,
cuna, sepulcro y sustento.
Creadora del gaucho afirmativo,
del caballo amigo de la distancia,
del puma escondido
y del chajá ascendente.
Pretexto de vagabundas ansias de partir sin meta.
Igualdad más invencible que las pendientes de la montaña
limitada y que el abrazo sombrío de las selvas aisladoras.
¡Tú que das resignación al pequeño,
empampado de infinito!