Diálogo entre el amor y un viejo, de Rodrigo de Cota | Poema

    Poema en español
    Diálogo entre el amor y un viejo

    Viejo: 

    Cerrada estaua mi puerta. 
    ¿A qué vienes? ¿Por do entraste? 
    Di, ladrón, ¿por qué saltaste 
    las paredesde mi huerta? 
    La hedad y la razón 
    ya de ti man libertado. 
    Dexa el pobre coraçón, 
    retraýdo en su rincón, 
    contemplar quál las parado. 
    Quanto más queste vergel 
    no produze locas flores 
    ni los frutos y dulçores 
    que solíes hallar en él. 
    Sus verduras y hollajes 
    y delicados frutales 
    hechos son todos saluajes, 
    conuertidos en linajes 
    de natíos de eriales. 
    La beldad deste jardín 
    ya no temo quela halles 
    ni las ordenadas calles 
    ni los muros de jazmín. 
    Ni los arroyos corrientes 
    de biuas aguas notables 
    ni las aluercas ni fuentes 
    ni las aues produzientes 
    los cantos tan consolables. 
    Ya la casa se deshizo 
    de sotil lauor estraña 
    y tornosse esta cabaña 
    de cañuelas de carrizo. 
    Delos frutos hize truecos 
    por escaparme de ti, 
    por aquellos troncos secos, 
    carcomidos, todos huecos 
    que parescen cerca mí. 
    Sal del huerto, miserable. 
    Ve buscar dulce floresta, 
    que tú no puedes en ésta 
    hazer vida deleytable. 
    Ni tú ni tus seruidores 
    podés bien estar comigo, 
    que, aunquestén llenos de flores, 
    yo sé bien quántos dolores 
    ellos traen siempre consigo. 
    Tú traydor eres, Amor; 
    delos tuyos enemigo 
    y los que biuen contigo 
    son ministros del dolor. 
    Sábete que sé que son 
    Afán, Desdén y Desseo, 
    Sospiro, Celos, Passión, 
    Osar, Temer, Afición, 
    Guerra, Saña, Deuaneo, 
    Tormento y Desesperança, 
    Engaños con Ceguedad, 
    Lloros y Catiuidad, 
    Congoxa, Rauia, Mudança, 
    Tristeza, Dubda, Coraje, 
    Lisonja, Troque y Espina 
    y otros mil deste linaje, 
    que consu falso visaje 
    su forma nos desatina. 

    Amor: 

    En tu habla representas 
    que nos has bien conoscido. 

    Viejo: 

    Sí, que no tengo en oluido 
    cómo hieres y atormentas. 
    Esta huerta destruyda 
    manifiesta tu centella. 
    Dexa mi cansada vida, 
    sana ya de tu herida 
    más que tú de su querella. 

    Amor: 

    Pues estás tan criminal, 
    hablar quiero con sossiego 
    por que no encendamos huego 
    como yesca y pedernal. 
    Y pues soy Amor llamado, 
    hablaré con dulcedumbre, 
    recibiendo muy temprado 
    tu hablar tan denodado, 
    en panes de dulcedumbre. 

    Viejo: 

    Blanda cara de alacrán, 
    fines fieros y rauiosos; 
    los potajes ponçoñosos 
    en sabor dulce se dan. 
    Como el más blando licor 
    es muy más penetratiuo, 
    piensas tú con tu dulçor 
    penetrar el desamor 
    en que me hallas esquiuo. 
    Las culebras y serpientes 
    y las cosas enconadas 
    son muy blandas y pintadas 
    y ala vista muy plazientes; 
    mas un secreto venino 
    dexando pueden llegar, 
    qual, según que yo adeuino, 
    dexarías enel camino 
    que comigo quies llevar. 

    Amor: 

    A la habla que te hago, 
    ¿por qué cierras las orejas? 

    Viejo: 

    Porque muerden las abejas 
    aunque llegan con halago. 

    Amor: 

    No me vaias atajando 
    que yo lo que quieres quiero. 

    Viejo: 

    Ni muestres tú falagando 
    que, aunque agora vienes blando, 
    bien sé que eres escusero. 

    Amor: 

    Escucha, padre señor, 
    que por mal trocaré bienes, 
    por ultrajes y desdenes 
    quiero darte gran honor. 
    A ti questás más dispuesto 
    para me contradezir, 
    assí tengo presupuesto 
    de sofrir tu duro gesto 
    por que sufras mi seruir. 

    Viejo: 

    Ve daý, pan de çaraças. 
    Vete, carne de señuelo. 
    Vete, mal ceuo de anzuelo. 
    Tira allá, que membaraças. 
    Reclamo de paxarero, 
    falso cerro de vallena, 
    el ques cauto marinero 
    no se vence muy ligero 
    del cantar dela serena. 

    Amor: 

    Tu rigor no dé querella 
    que manzille tu bondad 
    y, pues tienes justedad, 
    sigue los caminos della. 
    Al culpado, si es aussente, 
    lo llaman para juzgar. 
    Pues, ¿por quál inconuiniente 
    al presente ygnocente 
    no te plaze descuchar? 

    Viejo: 

    Habla ya. Di tus razones, 
    di tus enconados quexos, 
    pero dímelos de lexos. 
    El ayre no menfeciones. 
    Que, según sé de tus nueuas, 
    si te llegas cerca mí, 
    tú farás tan dulces prueuas 
    quel vltraje que ora lleuas 
    ésse lleue yo de ti. 

    Amor: 

    Nunca Dios tal maleficio 
    te permita conseguir, 
    antes para te seruir 
    purifique mi seruicio. 
    Qual en tanto grado cresca 
    que más no pueda subir, 
    porque loe y agradesca 
    y tan gran merced meresca 
    qual me hazéys en oýr. 
    Por estimados prouechos 
    a vos, gratos coraçones, 
    con muy biuas aficiones 
    os meto dentro de mis pechos. 
    Porque puede agradescer 
    ser oýdo aqueste día, 
    do haré bien conoscer 
    quánto yerro puede ser 
    desechar mi compañía. 
    Y ¿ladrón llamas a uno, 
    sin que tengas más enojos 
    que, sin ser ante tus ojos, 
    no jamás llegó a ninguno? 
    Y, pues hurto nunca uvo 
    ante la vista del ombre, 
    ¿qué respecto aquí se tuuo 
    o por quál razón te plugo 
    darme tan impropio nombre? 

    Viejo: 

    No despiertes, que más quiebre, 
    desonra biuos y muertos, 
    que a nuestros ojos abiertos 
    echas sueño como liebre. 
    No te quiero más dezir. 
    Déxame de tu conquista: 
    tú nos sueles embayr, 
    tú nos sabes enxerir 
    como egibcio nuestra vista. 

    Amor: 

    Soy alegre que me abras 
    y tu saña notifiques, 
    aunque a mí me damnifiques 
    por rotura de palabras. 
    Quel furor, ques encerrado 
    do se encierra, más empesce: 
    la vengança enel ayrado, 
    es calor vaporizado 
    que no dura y enuanesce. 
    Porque a mí que desechaste 
    ames tú con afición, 
    ten comigo la razón: 
    faré salua que te baste. 
    Y será desculpación 
    de tu quexa y dela mía: 
    yo saluarme de ladrón, 
    tú serás, en conclusión, 
    no tachado en cortesía. 
    Comúnmente toda vía 
    han los viejos vn vezino 
    enconado, muy malino, 
    gouernado en sangre fría. 
    Llámasse Malenconía. 
    Amarga conuersación. 
    Quien por tal estremo guía 
    ciertamente se desuía 
    lexos de mi condición. 
    Mas después que te sentido 
    que me quieres dar audiencia, 
    de mi miedo muy vencido, 
    culpado, despauorido, 
    se partió de tu presencia. 
    Éste moraua contigo 
    enel tiempo que me viste 
    y por esto te encendiste 
    en rigor tanto comigo. 
    Donde mora este maldito 
    no jamás ay alegría 
    ni honor ni cortesía 
    ni ningún buen apetito. 
    Pero donde yo me llego 
    todo mal y pena quito, 
    delos yelos saco fuego 
    y alos viejos meto en juego 
    Y alos muertos ressuscito. 
    Al rudo hago discreto, 
    al grossero muy polido, 
    desembuelto al encoigdo 
    y al inuirtuoso neto. 
    Al couarde esforçado, 
    Escasso al liberal, 
    bien regido al destemplado, 
    muy cortés y mesurado 
    al que no suele ser tal. 
    Yo hallo el sumo deleyte, 
    yo formo el fausto y arreo 
    y tan bien cubro lo feo 
    conla capa del afeyte. 
    Yo hago fiestas de sala 
    y mando vestirse rico. 
    Yo tan bien quiero que vala 
    el misterio dela gala 
    quando está enlo pobrezico. 
    Yo las coplas y canciones, 
    yo la música suaue, 
    yo demuestro aquel que sabe 
    las sotiles inuenciones. 
    Yo fago bolar mis llamas 
    por lo bueno y por lo malo, 
    yo hago seruir las damas, 
    yo las perfumadas camas, 
    golosinas y regalo. 
    Yo baylar en lido son, 
    yo las danças y corsautes, 
    y aquestos son los farautes 
    que yo embío al coraçón. 
    Enlas armas festejar 
    inuinciones muy discretas, 
    el justar y tornear, 
    enla ley de batallar 
    trancesy armas secretas. 
    Visito los pobrezillos, 
    fuello las casas reales. 
    Delos senos virginales 
    sé yo bien los rinconcillos. 
    Mis pihuelas y mis lonjas 
    alos religiosos atan; 
    no lo tomes por lisonjas, 
    sino ve, mira las monjas: 
    Verás quán dulce me tratan. 
    Yo hallo las argentadas, 
    yo las mudas y cerillas, 
    luzentoras, vnturillas 
    y las aguas estiladas; 
    y el licor delas rasuras, 
    yo tan bien cómo se saque 
    la pequilla, que no taque 
    las lindas acataduras. 
    Yo mostré retir en plata 
    la vaquil y alacrán 
    y hazer el solimán 
    quenel fuego se desata. 
    Yo mil modos de colores 
    para lo descolorido; 
    mil pinturas, mil primores, 
    mil remedios dan amores 
    con que enhiestan lo caýdo. 
    Yo hago las rugas viejas 
    dexar el rostro estirado 
    y sé cómo el cuero atado 
    se tiene tras las orejas. 
    Y el arte delos ungüentes 
    que para esto aprouecha. 
    Sé dar cejas enlas frentes, 
    contrahago nueuos dientes 
    do natura los desecha. 
    Yo las aguas y lexías 
    para los cabellos roxos, 
    aprieto los miembros floxos 
    y do carne enlas enzías. 
    A la habla temulenta, 
    turbada por senetud, 
    yo la hago tan esenta 
    que su tono representa 
    la forma de juuentud. 
    Sin daño dela salud 
    puedo, con mi sufficiencia, 
    conuertir el impotencia 
    en muy potente virtud 
    sin calientes confaciones, 
    sin comeres muy abastos, 
    sin conseruas ni piñones, 
    estincos, sateriones, 
    atíncar ni otros gastos. 
    En el ayre mis espuelas 
    fieren a todas las aues 
    y en los muy hondos cóncaues 
    las reptilias pequeñuelas. 
    Toda bestia dela tierra 
    y pescado dela mar 
    so mi gran poder sencierra 
    sin poderse de mi guerra 
    con sus fuerças amparar. 
    Algun aue que librar 
    se quiso de mi conquista, 
    solamente conla vista 
    le di premia dengendrar. 
    Mi poder, tan absoluto 
    que por todo cabo siembra, 
    mira cómo lo secuto: 
    árbol ay que no da fruto 
    do no nasce macho y hembra. 
    Pues que ves que mi poder 
    tan luengamente sestiende, 
    do ninguno se defiende 
    no te pienses defender. 
    Y a quien buena ventura 
    tienen todos de seguir 
    recibe, pues que precura 
    no hazerte desmesura, 
    mas de muerto rebeuir.