Nada más triste que un titán que llora, hombre-montaña encadenado a un lirio, que gime fuerte, que pujante implora: víctima propia en su fatal martirio.
Hércules loco que a los pies de Onfalia la clava deja y el luchar rehúsa, héroe que calza femenil sandalia, vate que olvida a la vibrante musa.
¡Quién desquijara los robustos leones, hilando esclavo con la débil rueca; sin labor, sin empuje, sin acciones; puños de fierro y áspera muñeca!
No es tal poeta para hollar alfombras por donde triunfan femeniles danzas: que vibre rayos para herir las sombras, que escriba versos que parezcan lanzas.
Relampagueando la soberbia estrofa, su surco deje de esplendente lumbre, y el pantano de escándalo y de mofa que no lo vea el águila en su cumbre.
Bravo soldado con su casco de oro lance el dardo que quema y que desgarra, que embiste rudo como embiste el toro, que clave firme, como el león, la garra.
Cante valiente y al cantar trabaje; que ofrezca robles si se juzga monte; que su idea, en el mal rompa y desgaje como en la selva virgen el bisonte.
Que lo que diga la inspirada boca suene en el pueblo con palabra extraña; ruido de oleaje al azotar la roca, voz de caverna y soplo de montaña.
Deje Sansón de Dalila el regazo: Dalila engaña y corta los cabellos. No pierda el fuerte el rayo de su brazo por ser esclavo de unos ojos bellos.
Puede una gota de lodo sobre un diamante caer; puede también de este modo su fulgor oscurecer; pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y ha de ser siempre diamante
Le Roi de Suède et de Norvège, après avoir visité Saint-Jean- de Luz, s\'est rendu à Hendaye et à Fonterrabie. En arrivant sur le sol espagnol, il a crié: 'Vive l\'Espagne!' Le Fígaro, mars 1899. Así, Sire, en el aire de Francia nos llega
A las doce de la noche, por las puertas de la gloria y al fulgor de perla y oro de una luz extraterrestre, sale en hombros de cuatro ángeles, y en su silla gestatoria, San Silvestre.
Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve! Porque llega el momento en que habrán de cantar nuevos himnos lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos; mágicas ondas de vida van renaciendo de pronto;