De veras, quisiera estar muerta.
Ella, al dejarme,
vertió muchas lágrimas
y decíame esto:
'¡Ay, qué pena tan grande!
Safo, créeme, dejarte me pesa'.
Y yo, contestando, le dije:
'Ve en paz y recuérdame.
Pues sabes el ansia
con que te he mimado. Y por si no, quiero
recordarte...
...y cuanto gozamos.
A mi lado, muchas coronas
de violetas y rosas...
...te ceñiste al cuerpo...'.