Pastores que veláis, de Santa Teresa de Jesús | Poema

    Poema en español
    Pastores que veláis

    ¡Ah, pastores que veláis, 
    por guardar vuestro rebaño, 
    mirad que os nace un Cordero, 
    Hijo de Dios Soberano! 

    Viene pobre y despreciado, 
    comenzadle ya a guardar, 
    que el lobo os le ha de llevar, 
    sin que le hayamos gozado. 

    Gil, dame acá aquel cayado 
    que no me saldrá de mano, 
    no nos lleven al Cordero: 
    ¿no ves que es Dios Soberano? 

    ¡Sonzas!, que estoy aturdido 
    de gozo y de penas junto. 
    ¿Si es Dios el que hoy ha nacido, 
    cómo puede ser difunto? 

    ¡Oh, que es hombre también junto! 
    La vida estará en su mano; 
    mirad, que es este el Cordero, 
    Hijo de Dios Soberano. 

    No sé para qué le piden, 
    pues le dan después tal guerra. 
    Mía fe, Gil, mejor será 
    que se nos torne a su tierra. 

    Si el pecado nos destierra, 
    y está el bien todo en su mano, 
    ya que ha venido, padezca 
    este Dios tan Soberano. 

    Poco te duele su pena; 
    ¡oh, cómo es cierto del hombre, 
    cuando nos viene provecho, 
    el mal ajeno se esconde! 

    ¿No ves que gana renombre 
    de pastor de gran rebaño? 
    Con todo, es cosa muy fuerte 
    que muera Dios Soberano.