El bote abierto, de Stephen Crane - Veintisiete Letras

El 31 de diciembre de 1896, en el contexto de la guerra hispano-norteamericana por la independencia de Cuba, el remolcador Commodore zarpa del puerto de Jacksonville con dirección a Cienfuegos. Viajan una treintena de hombres con un cargamento de cinco toneladas de armas y municiones para los rebeldes cubanos (rifles, machetes, cartuchos y más de mil kilos de dinamita). Entre la tripulación se halla el escritor y periodista Stephen Crane. Tiene 31 años y ha acordado con el capitán Murphy ocultar su identidad enrolado como marinero, ya que viaja a la isla para trabajar como reportero en el que será su primer contacto con la guerra real. El remolcador se abre paso entre la niebla, tras recorrer dos millas del río San Juan encalla en el fango y se daña. Reparan el casco, vuelven a la travesía, pero al día siguiente, a consecuencia de una vía de agua en la sala de calderas, el barco se detiene. En la madrugada del 2 de enero abandonan la nave, que naufragará al amanecer. Crane y otros tres compañeros comparten un minúsculo bote, que pasará casi dos días a merced de las olas frente a las costas de Florida, antes de que puedan intentar alcanzar la orilla a nado. Este momento crítico de su vida, Crane lo transforma en una magistral narración en que recrea la experiencia límite de unos hombres, uno de ellos malherido, que luchan por sobrevivir ante la indiferencia del océano. Antecedente imprescindible de los relatos de Golding o García Márquez, el autor emplea un pincel impresionista y una sutil ironía, y así nos ofrece una reflexión profunda sobre las circunstancias que obligan a la amistad entre los hombres, y sobre la soledad del ser humano cuando aparece la muerte como ineludible horizonte.
Tapa blanda
210 x 140 mm
96 páginas
8492720131
9788492720132

Índice

Narrativa

Stephen Crane (Newark, Estados Unidos, 1871 – Badenweiler, Alemania, 1900) publicó su primera novela, Maggie, una chica de la calle, en 1893. Tuvo que autoeditarla y firmarla con un seudónimo porque el tema, los avatares de una joven de baja extracción social que recurre a la prostitución, resultaba demasiado indecoroso para la época. Con tan sólo veintidós años escribió La roja insignia del valor (1895) y la respuesta inmediata de los lectores le granjeó una fama enorme. Más tarde, cubrió la guerra greco-turca como corresponsal en Grecia, y viajó a Cuba para desempeñar la misma labor de periodista de guerra. Pero el barco que había de llevarlo a la isla naufragó y, para salvarse, Crane hubo de remar en un bote hasta la orilla más cercana. De esta experiencia surgió uno de los relatos más importantes que escribió, El bote abierto. En 1898 el escritor zarpó de nuevo hacia Cuba. Pudo llegar a su destino y allí se ocupó de cubrir el conflicto entre España y los Estados Unidos. Stephen Crane pasó los últimos meses de su vida tratando de combatir todas las deudas que había contraído y murió de tuberculosis en el año 1900. 

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