Soy vertical, pero preferiría ser horizontal, de Sylvia Plath - Random House

Sylvia Plath, una de las grandes poetas del siglo XX, llega a la colección 'Poesía Portátil'. Sylvia Plath es una de las poetas más admiradas del siglo XX. Sus versos, que a lo largo de los años han ido cobrando protagonismo especialmente después de que se quitara la vida a los treinta años, son un intento de expresar su desesperación y su obsesión por la muerte. Sus poemas se pueden considerar en gran parte autobiográficos y exploran su angustia mental, su problemático matrimonio con el también poeta Ted Hughes y los conflictos sin resolver con sus padres, así como la visión que tenía de ella misma. Tanto ella como su obra se ha ido perfilando hasta el día de hoy como uno de los grandes iconos del feminismo, y su poesía -en especial El coloso y el póstumo Ariel-, como objetos adorados, valiosas pruebas de que Sylvia Plath fue una de las grandes figuras de la literatura del pasado siglo. Después de más de cincuenta años de ser escritos, sus versos todavía contienen toda su intensidad, todo su dolor y toda su belleza. - 'Entonces el cielo y yo conversamos abiertamente. Y seguro que seré más útil cuando al fin me tienda para siempre: entonces quizá los árboles me toquen por una vezy las flores, finalmente, tengan tiempo para mí' -
Tapa blanda
154 x 124 mm
72 páginas
8439733372
9788439733379

Sylvia Plath (Boston, 1932 - Londres, 1963). Escritora estadounidense especialmente conocida como poeta, aunque también es autora de obras en prosa, como la novela semiautobiográfica La campana de cristal (bajo el pseudónimo de Victoria Lucas), así como de relatos y ensayos. Junto con Anne Sexton, Plath es considerada una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional, iniciado por Robert Lowell y W. D. Snodgrass. Plath obtuvo una beca Fulbright que le dio la posibilidad de estudiar en la Universidad de Cambridge, donde continuó escribiendo poesía, y ocasionalmente publicaba su trabajo en el periódico universitario Varsity. Allí, en Cambridge, conoció al poeta inglés Ted Hughes, con quien se casó. Tras su muerte él se encargó de la edición de su poesía completa. 

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