La ternura es una mano que se extiende en el vacío donde a veces nos hundimos por aquello de vivir, convirtiendo en mariposas, la rutina y el hastío y sembrándonos de rosas, los caminos a seguir.
La ternura es la pintura de un chiquillo y un anciano, comentándose la vida, de su tiempo, cada cual... Uno lleno de experiencia por las cosas que ha pasado y otro lleno de impaciencia, por las cosas que vendrán.
Es la abuela que entreteje ¡sabe Dios, cuántas vivencias! mientras mece que te mece, punto a punto su existencia... Es la voz de los amantes, cuando se hablan en silencio, mientras flotan por el aire, en el aire de sus sueños... la ternura... simple y clara... llana y pura... la ternura.
Cuántas veces abrumados por el peso de la prisa, en el circo cotidiano, nos dejamos atrapar... nos hacemos desertores del calor de una sonrisa y alteramos los valores, de vivir por perdurar.
Y seguimos avanzando por la cuerda de la vida y olvidada, mientras tanto, va quedándose dormida... la ternura... Como tregua en el desierto, como fuente de agua fresca, como faro y como puerto cuando arrecia la tormenta... la ternura... simple y clara... llana y pura... la ternura.
Te sigo queriendo, como el primer día, con esta alegría con que voy viviendo; mas que en el relevo, de las cosas idas en la expectativa de los logros nuevos.
Presumo de ser hombre de una sola palabra soy hijo del esfuerzo y de la honestidad que no hay puerta cerrada que mi empeño no abra ni abiertas que no pueda cerrar a la maldad.