Te sigo queriendo, como el primer día, con esta alegría con que voy viviendo; mas que en el relevo, de las cosas idas en la expectativa de los logros nuevos.
Como el primer día, de un sentir primero, como el alfarero de mis fantasías, con la algarabía de un tamborilero; y el gemir austero de una letanía, como el primer día te sigo queriendo.
Te sigo queriendo valga la osadía, con la garantía de mis pobres sueños, es decir empeños, por que todavía vive el alma mía de seguir creyendo Como el primer día, como el primer beso y el primer exceso de melancolía, como la afonía del primer intento, como el argumento, de una profecía como el primer día, te sigo queriendo.
Te sigo queriendo, si no lo diría, se que no podría con mis sentimientos lo que llevo adentro se convertiría en una jauría de remordimientos. Como el primer día, eres el velero, la estrella, y el viento de mi travesía.
Mi filosofía, mi apasionamiento mi mejor acento, mi soberanía como el primer día te sigo queriendo.
La ternura es una mano que se extiende en el vacío donde a veces nos hundimos por aquello de vivir, convirtiendo en mariposas, la rutina y el hastío y sembrándonos de rosas, los caminos a seguir.
Me llegará lentamente y me hallará distraído probablemente dormido sobre un colchón de laureles. Se instalará en el espejo, inevitable y serena y empezará su faena por los primeros bosquejos.