La ternura es una mano que se extiende en el vacío
donde a veces nos hundimos por aquello de vivir,
convirtiendo en mariposas, la rutina y el hastío
y sembrándonos de rosas, los caminos a seguir.
La ternura es la pintura de un chiquillo y un
anciano,
comentándose la vida, de su tiempo, cada cual...
Uno lleno de experiencia por las cosas que ha pasado
y otro lleno de impaciencia, por las cosas que
vendrán.
Es la abuela que entreteje
¡sabe Dios, cuántas vivencias!
mientras mece que te mece,
punto a punto su existencia...
Es la voz de los amantes,
cuando se hablan en silencio,
mientras flotan por el aire,
en el aire de sus sueños...
la ternura...
simple y clara...
llana y pura...
la ternura.
Cuántas veces abrumados por el peso de la prisa,
en el circo cotidiano, nos dejamos atrapar...
nos hacemos desertores del calor de una sonrisa
y alteramos los valores, de vivir por perdurar.
Y seguimos avanzando
por la cuerda de la vida
y olvidada, mientras tanto,
va quedándose dormida...
la ternura...
Como tregua en el desierto,
como fuente de agua fresca,
como faro y como puerto
cuando arrecia la tormenta...
la ternura...
simple y clara...
llana y pura...
la ternura.