A la espera de la oscuridad, de Alejandra Pizarnik | Poema

    Poema en español
    A la espera de la oscuridad

    Ese instante que no se olvida 
    tan vacío devuelto por las sombras 
    tan vacío rechazado por los relojes 
    ese pobre instante adoptado por mi ternura 
    desnudo desnudo de sangre de alas 
    sin ojos para recordar angustias de antaño 
    sin labios para recoger el zumo de las violencias 
    perdidas en el canto de los helados campanarios. 

    Ampáralo niña ciega de alma 
    ponle tus cabellos escarchados por el fuego 
    abrázalo pequeña estatua de terror. 
    señálale el mundo convulsionado a tus pies 
    a tus pies donde mueren las golondrinas 
    tiritantes de pavor frente al futuro 
    dile que los suspiros del mar 
    humedecen las únicas palabras 
    por las que vale vivir. 

    Pero ese instante sudoroso de nada 
    acurrucado en la cueva del destino 
    sin manos para decir nunca 
    sin manos para regalar mariposas 
    a los niños muertos.

    Alejandra Pizarnik nació en Buenos Aires, en 1936. Fue hija de un matrimonio de inmigrantes judíos de Europa del Este. A los diecisiete años inició estudios de Filosofía y Periodismo, más tarde se inscribió en la carrera de Letras, que también abandonó. Asistió a clases de pintura en el taller de Juan Batlle Planas y a los diecinueve años publicó su primer libro, La tierra más ajena. A este le siguieron La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El infierno musical (1971). Entre 1960 y 1964 vivió en París, donde hizo amistad con Julio Cortázar, Octavio Paz y André Pieyre de Mandiargues. Al regresar a Buenos Aires obtuvo el Premio Fondo Nacional de las Artes y la Beca Guggenheim. Alejandra Pizarnik murió a los treinta y seis años tras haber forjado una de las obras más profundas y perdurables del siglo XX.