Tu vieja almohada, raída, fiel, de anchura y dureza justas, ha sido sustituida por una nueva, sintética, de penetrante y desagradable
O L O R.
Materiales tóxicos.
Y cuando abres la nevera para tomarte un buen vaso de leche, descubres que en el brick pone 'NUEVA LECHE SIN LACTOSA'. Desde luego, esa no es tu leche. Ni, probablemente, la de nadie de por aquí cerca. Bueno, al menos no es de soja.
Almuerzo en un bar, junto al metro de Avenida de la Ilustración. Bocadillo de calamares, tercio de Mahou, puñado de torreznos y 1984. Entro a currar en hora y media. Tic tac, tic tac. Aquí dentro se está de lujo.
Estamos sentados en un agrietado banco de la Plaza de Oriente. Bebemos litros y comemos papas sin sal. Pasamos frío. Hablamos de cine, de mujeres, del futuro.
Al sexto cubata solía fantasear con: Cambiar su jotabé-cola por un acá-cuarentaysiete. Entrar en la pista central. Abrirse paso entre la multitud. - Entre los cavernícolas que se empujan como ciervos. - Entre las féminas de largas piernas y labios rojos.