Por esa puerta, de Amado Nervo | Poema

    Poema en español
    Por esa puerta

    Por esa puerta huyó diciendo :«¡nunca!» 
    Por esa puerta ha de volver un día... 
    al cerrar esa puerta dejo trunca 
    la hebra de oro de la esperanza mía. 
    Por esa puerta ha de volver un día. 

    Cada vez que el impulso de la brisa, 
    como una mano débil indecisa, 
    levemente sacude la vidriera, 
    palpita más aprisa, más aprisa, 
    mi corazón cobarde que la espera. 

    Desde mi mesa de trabajo veo 
    la puerta con que sueñan mis antojos 
    y acecha agazapando mi deseo 
    en el trémulo fondo de mis ojos. 

    ¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo, 
    he de aguardar con la mirada incierta 
    a que Dios me devuelva compasivo 
    a la mujer que huyó por esa puerta? 

    ¿Cuándo habrán de temblar esos cristales 
    empujados por sus manos ducales, 
    y, con su beso ha de llegar a ellas, 
    cual me llega en las noches invernales 
    el ósculo piadoso de una estrella? 
    ¡Oh Señor!, ya la pálida está alerta; 
    ¡oh Señor, cae la tarde ya en mi vía 
    y se congela mi esperanza yerta! 
    ¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puerta 
    y entre por ella la adorada mía!... 
    ¡Por esa puerta ha de volver un día!

    Amado Ruiz de Nervo Ordaz (1867-18709), fue un poeta y escritor mexicano, perteneciente al movimiento modernista. Fue miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua, no pudo ser miembro de número por residir en el extranjero. Poeta, autor también de novelas y ensayos, al que se encasilla habitualmente como modernista por su estilo y su época, clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, acudiéndose entonces a combinaciones más complejas de palabras terminadas en "-ismo", que intenta reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo. El sonoro nombre de Amado Nervo, frecuentemente tomado por seudónimo, era en realidad el que le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido, Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.