Tu represión de niña emancipada
te hace empuñar
con asco amortiguado la boquilla
del rubio que apresuras
en consumir para quemar el tiempo
de la espera
-la pantera se aburre en el acecho
a cuestas con su espléndido pelaje-
Te vistieron de gris con uniforme
te dieron una chapa y una porra
y saliste a la calle tan conforme
con permiso oficial de armar camorra
dispuesto a demostrar todo lo enorme
que es tu amor a la patria que en la gorra
viene representada aquiliforme
aunque en el fondo no es más que una zorra,
dejaste el azadón que hoy enmohecido
dormita en el corral que abandonaste
-se puede uno ganar bien el cocido
sin trabajar-: aquel maldito traste
áspero sucio feo retorcido
no es como la pistola: ¡qué contraste!