Enamórate, de Antonio Enrique | Poema

    Poema en español
    Enamórate

    Enamórate
    de lo que no tiene forma. Mira a tu alrededor: 
    el palmeral de las columnas. 
    En algún lugar del bosque de tu vida 
    estás perdido. 
    Sólo te tienes a ti 
    y a tu corazón palpitando. 
    Te detienes, estás quieto. 
    Sólo cuando el cuerpo 
    permanece en pie 
    es noble visto desde arriba. 
    Estás quieto y todo en torno 
    a ti gira. 
    Dios es este bosque de columnas 
    que no cesa. 
    Que hace rumor de su propio extravío. 
    Dios, como tú, está quieto. 
    Tan quieto que, mirado, 
    causa vértigo. 
    Igual que estas columnas y estas arcadas, 
    que no tienen principio ni fin. 
    Estás perdido, pero navegas 
    por el sensorio de Dios. 
    Pisando la quibla 
    a un lado y otro tuyo 
    se abre la marea celeste. 
    Empiezas a estar en el centro 
    cuando la ebriedad de lo infinito 
    despierta en ti y suavemente te acomete. 
    Enamórate de lo que no tiene forma. 
    Perdiéndote en la geometría de Dios 
    encuentras que toda recta 
    confluye en un punto 
    que se curva y que vuelve. 
    Dios se siente en el mihrab. 
    Es un rumor bajo la cúpula. 
    Es un espejo de mármol 
    que te mira y está vivo. 
    Te enamorarás 
    de lo que no tiene forma. 

    • ¿No lo habéis oído? ¿No habéis oído aún 
      su gran rumor esparciéndose desde lo alto, 
      abriéndose paso en el corazón de las gentes? 
      Es el Acuario que sobre las ciudades vuela, 
      sobre los mares, sobre las frentes pasa 
      de todas las criaturas. 

    • Enamórate
      de lo que no tiene forma. Mira a tu alrededor: 
      el palmeral de las columnas. 
      En algún lugar del bosque de tu vida 
      estás perdido. 
      Sólo te tienes a ti 
      y a tu corazón palpitando. 
      Te detienes, estás quieto. 
      Sólo cuando el cuerpo