Los ataúdes, de Armando Uribe Arce | Poema

    Poema en español
    Los ataúdes

    /1/ 



    Sic transit gloria mundi, y las miserias 
    también son transitorias -las frecuentes 
    desgracias y la muerte de las fuentes 
    que se secan -el pasto de las eras 
    se estraga -y en las ferias 
    de los vivientes danzan calaveras. 



    /2/ 



    Los muertos sufren calambres, pruritos 
    y otros males. Nadie hay para atenderlos. 
    Están en el hotel deshabitado 
    que se llama Ataúd. Es un estado 
    sin parangón. Los acucian los hielos, 
    pero son insensibles y ríen con sus rictus. 



    /3/ 



    Ex -hombre con caras de tiza 
    metidos en cajas que se abren 
    como los tarros de hojalata, 
    decid: cómo es ese otro mundo. 
    Es inmundo. 
    Propio para la rata. 
    Se sufren hambres. 
    No digáis más, que el corazón se triza. 



    /7/ 



    (cfr. del griego) 
    'Aiai, aai', siempre habremos de morir, 
    somos tan transitorios como las flores, 
    como los perros, e iremos a dar 
    a los montones excrementicios o a los hoyos 
    de donde no se sale aplastados por un dedo 
    pulgar. Así se cesa. 



    /12/ 



    (cfr. carta de Gabriela Mistral a M. M. ) 
    'No dudo de Dios, no: dudo de mí. ' 
    'Un mundo que es una carroña fofa' 
    hizo de mí esta baja estofa, 
    esta calaña, esta ralea, y - 
    y lo que es peor, me gobernó el gusano. 
    No tengo un solo hueso sano. 
    'Fétidas de miseria' mis heridas 
    que ya no quiero llamar mías (miasmas) 



    /25/ 



    De qué les sirve la poesía. 
    Ni siquiera la leen. 
    Creen que es mariposas 
    efímeras. Sentados en sus comités 
    arrellanados en sus fosas 
    cómodos cuidan sus hidropesías 

    Cfr. Alte. Arancibia el 7 enero 2001.  
    La poesía se mete en la boca 
    de los tontos, diciendo: 'No tenemos 
    más destino'. Lo dijo el almirante 
    con vestidura de muerte o de loca. 
    Los poetas estamos en veremos 
    Esperando que se saque los guantes. 



       II 


    Los asesinos a la espera 
    de cuerpos del delito. 
    Ay, no tenemos más destino, 
    dicen, lavándose las manos 
    en sangre tinta negra. 
    Mientras los muertos retuercen sus manos. 



       III 


    Nunca se supo del destino 
    de los muertos botados bajo el signo 
    de la desolación al agua sucia 
    de mares, ríos, lagos, ductos 
    de alcantarillas inconclusas. 
    Manando seguirán los vestidos de luto. 

    • La muerte despiadada no hace excepciones: uno 
      por uno nos recoge del suelo en que vagamos 
      como hormigones negros -cuando menos pensamos 
      pero en nada pensamos- cuando nos llega el turno 
      despiadada nos coge con sus pinzas de fierro 

    • La muerte despiadada no hace excepciones: uno 
      por uno nos recoge del suelo en que vagamos 
      como hormigones negros –cuando menos pensamos 
      pero en nada pensamos– cuando nos llega el turno 
      despiadada nos coge con sus pinzas de fierro 

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      Sic transit gloria mundi, y las miserias 
      también son transitorias -las frecuentes 
      desgracias y la muerte de las fuentes 
      que se secan -el pasto de las eras 
      se estraga -y en las ferias 
      de los vivientes danzan calaveras.