Quiero encontrar, ando buscando la causa del sufrimiento. La causa a secas del sufrimiento a veces mojado en sangre, en lágrimas, y en seco muchas más. La causa de las causas de las cosas horribles que nos pasan a los hombres. No a Juan de Yepes, a Blas de Otero, a León Bioy, a César Vallejo, no, no busco eso, qué va, ando buscando únicamente la causa del sufrimiento (del sufrimiento a secas), la causa a secas del sufrimiento a veces... Y siempre vuelta a empezar. Me pregunto quién goza con que suframos los hombres. Quién se afeita a favor del viento de la angustia. Qué sucede en la sección de Inmortalidad cuando según todas las pruebas nos morimos para siempre. Sabemos poco en materia de sufrimiento. Estamos muy orgullosos con nuestro orgullo, pero si yo les arguyo con el sufrimiento no saben qué decirme. Mire usted en la guía telefónica, o en la Biblia, es fácil que allí encuentre algo. Y agarro la biblia telefónica, y agarro con las dos manos la Guía de pecadores..., y se caen al suelo todos los platos. Desde los siete años oyendo lo mismo a todas horas, cielo santo santo, santo, como de Dios al fin obra maestra! Pero, del sufrimiento, como el primer día: mudos y flagelados a doble columna. Es horrible.
Cuando el llanto, partido en dos mitades, cuelga, sombríamente, de las manos, y el viento, vengador, viene y va, estira el corazón, ensancha el desamparo.
Cuando tu cuerpo es nieve perdida en un olvido deshelado, y el aire no se atreve a moverse por miedo a lo olvidado; y el mar, cuando se mueve e inventa otra postura, es sólo por sentirse de este lado más ágil de recuerdos y amargura.