Este permanente combate contra una hoja en blanco, ¿qué ofrece a mi vida? Quizá menos que la astilla que me da en pleno rostro cuando ando por las calles hacia mi calle. El aire que no arde, los ojos enrojecidos, límites inapelables: vigilia de la brizna, burla del légamo, sangre clamando por el jaspe, un pez fluyendo por la corriente hasta el último fulgor del cobalto. Ah, querido Cavalcanti, tiene que haber una puerta, un secreto, una llave.
Este permanente combate contra una hoja en blanco, ¿qué ofrece a mi vida? Quizá menos que la astilla que me da en pleno rostro cuando ando por las calles hacia mi calle. El aire que no arde, los ojos enrojecidos, límites inapelables: vigilia de la brizna,
Me da miedo despertar, abrir los ojos, sentir que en mí permanecen, implacables, los dolores y los recuerdos. Metáforas, filosofías, pitagóricas ecuaciones y no poder ni siquiera resolver el alba.