La publicación de estos dos poemas es el testimonio de una frustración: no pude escribir la Oda Tropical de acuerdo con el proyecto de hace muchos años. El primer poema no es inédito. Un sentido de secuencia me obliga a publicarlo, considerando esto necesario.
En el primer poema, aludo a Quetzalcóatl, sin nombrarlo, en la anécdota de Chi-Chen Itzá. Es a la mitad de ese trabajo donde hago recuerdo de dos héroes culturales fruto del Trópico: Buda, universal, Quetzalcóatl de nuestra América.
Los dos poemas son una sola imagen con diferentes luces: juventud y madurez.
Volver a decir: ¡el mar! volver a decir lo que no puedo cantar sin el corazón partir. Lo que con sólo pensar la dulce lengua salé y al callar cárcel de espumas sellé. Noche de naves ancló y en mi corazón caí. Lo que desapareció,
La publicación de estos dos poemas es el testimonio de una frustración: no pude escribir la Oda Tropical de acuerdo con el proyecto de hace muchos años. El primer poema no es inédito. Un sentido de secuencia me obliga a publicarlo, considerando esto necesario.
¿En qué rayo de luz, amor ausente tu ausencia se posó? Toda en mis ojos brilla la desnudez de tu presencia. Dúos de soledad dicen mis manos llenas de ácidos fríos y desgarrados horizontes.