El hipotecado corazón, de Carson McCullers | Poema

    Poema en español
    El hipotecado corazón

    Los muertos demandan zonas extendidas, 
    una doble visión, capricho fantasmal que parcela el afecto. 
    Los muertos reclaman del amante los sentidos, la hipoteca del corazón. 

    Agudiza tu mirada, observa nuevamente los ciruelos, 
    los cerezos que florecen bajo la llovizna gris 
    y al firmamento, frío, rosado, entrégale tu repetida sorpresa. 
    Négate, una y otra vez a la firmeza del requerimiento; 
    a la memoria por dos multiplicada –a las reconocidas obligaciones. 
    Instruí tu estremecido espíritu; el temor 
    debes recordar, es el servidor fiel de amos esquizofrénicos, 
    de lo contrario el amor vagará ciego como un alma en pena sin hogar. 
    Prepara las flores, las guirnaldas, 
    las ofrendas deseadas, 
    testimonio del sentimiento que perdura. 

    La hipoteca de los muertos es por todos conocida. 
    ¿Pero de la ceniza recluida, del humilde hueso, 
    podrán decirnos algo, ellos, los muertos?

    The mortgaged heart

    The dead demand a double vision. A furthered zone, 
    Ghostly decision of apportionment. For the dead can claim 
    The lover's senses, the mortgaged heart. 

    Watch twice the orchard blossoms in grey rain 
    And to the cold rose skies bring twin surprise. 
    Endure each summons once, and once again; 
    Experience multiplied by two-the duty recognized. 
    Instruct the quivering spirit, instant nerve 
    To schizophrenic master serve, 
    Or like a homeless Doppelgänger 
    Blind love might wander. 

    The mortgage of the dead is known. 
    Prepare the cherished wreath, the garland door. 
    But the secluded ash, the humble bone- 

    Do the dead know?

    Carson McCullers (Columbus, Georgia, 1917-Nueva York, 1967) autora de relatos, ensayos, obras de teatro y novelas, está considerada, junto a William Faulkner, una de las mejores representantes de la narrativa del sur de los Estados Unidos. Su temprano reconocimiento literario la iguala con autores como Mary Shelley, Arthur Rimbaud o Clarice Lispector, noveles que sorprendieron con la rotundidad y madurez de sus debuts literarios. Con apenas veintitrés años publicó su primera novela, El corazón es un cazador solitario (1940), que obtuvo un éxito inmediato tanto de crítica como de público, que aún hoy sigue gozando. A esa obra se suman otras cinco novelas que figuran entre lo mejor de la literatura norteamericana del siglo XX.