He almorzado solo ahora, de César Vallejo | Poema

    Poema en español
    He almorzado solo ahora

    He almorzado solo ahora, y no he tenido 
    madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua, 
    ni padre que, en el facundo ofertorio 
    de los choclos, pregunte para su tardanza 
    de imagen, por los broches mayores del sonido. 

    Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir 
    de tales platos distantes esas cosas, 
    cuando habrase quebrado el propio hogar, 
    cuando no asoma mi madre a los labios. 
    Cómo iba yo a almorzar nonada. 

    A la mesa de un buen amigo he almorzado, 
    con su padre recién llegado del mundo 
    con sus canas tías que hablan 
    en tordillo retinte de porcelana, 
    bisbiseando por todos sus viudos alvéolos; 
    y con cubiertos francos de alegres tiroriros 
    porque estanse en su casa. Así qué gracia! 

    Y me han dolido los cuchillos 
    de esta mesa en todo el paladar. 

    El yantar de estas mesas así, en que se prueba 
    amor ajeno en vez del propio amor, 
    torna tierra el bocado que no brinda la MADRE, 
    hace golpe la dura deglución; el dulce,
    hiel; aceite funéreo, el café.
     
    Cuando ya se ha quebrado el propio hogar,
    y el sírvete materno no sale de la
    tumba,
    la cocina a oscuras, la miseria de amor.

    César Vallejo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacables del siglo XX, nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. Estudió medicina, filosofía, derecho y ejerció el magisterio. Constantes en la obra de Vallejo son la solidaridad con el sufrimiento humano, su rebeldía contra la sociedad, la fe en la utopía revolucionaria y la muerte. En 1918 publicó Los heraldos negros, su primer libro de poemas, de influencia modernista. Fue encarcelado en 1920 al ser acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta. En ese tiempo escribió algunos de los poemas que formarían su segundo libro, Trilce. En 1923 se trasladó a Europa. Estuvo en París, en donde conoció a Gris, a Huidobro, fundó la revista Favorables París Poema y terminaría siendo expulsado por razones políticas. En Moscú conoció a Maiakovski. En 1931 se trasladó a España, se afilió al Partido Comunista y publicó Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y su novela social Tungsteno. Al año siguiente regresó a París, en donde vivió de forma clandestina. Cuando estalló la Guerra Civil española, recogió fondos para la causa republicana y viajó a Madrid y Barcelona para participar en distintos congresos de escritores. Murió en París en 1938. Un año después se publicó su poema más político, España, aparta de mí este cáliz, y una recopilación de su obra poética con el título de Poemas humanos.