Los mineros salieron de la mina, de César Vallejo | Poema

    Poema en español
    Los mineros salieron de la mina

    Los mineros salieron de la mina 
    remontando sus ruinas venideras, 
    fajaron su salud con estampidos 
    y, elaborando su función mental, 
    cerraron con sus voces 
    el socavón, en forma de síntoma profundo. 

    ¡Era de ver sus polvos corrosivos! 
    ¡Era de oír sus óxidos de altura! 
    Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!) 

    El orden de sus túmulos, 
    sus inducciones plásticas, sus respuestas corales, 
    agolpáronse al pie de ígneos percances 
    y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes, 
    imbuidos, 
    del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño. 

    Craneados de labor, 
    y calzados de cuero de vizcacha, 
    calzados de senderos infinitos, 
    y los ojos de físico llorar, 
    creadores de la profundidad, 
    saben, a cielo intermitente de escalera, 
    bajar mirando para arriba, 
    saben subir mirando para abajo. 

    ¡Loor al antiguo juego de su naturaleza, 
    a sus insomnes órganos, a su saliva rústica! 
    ¡Temple, filo y punta a sus pestañas! 
    ¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios! 
    ¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas! 
    ¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres! 
    ¡Mucha felicidad para los suyos! 
    ¡Son algo portentoso, los mineros 
    remontando sus ruinas venideras, 
    elaborando su función mental 
    y abriendo con sus voces 
    el socavón, en forma de síntoma profundo! 
    ¡Loor a su naturaleza amarillenta, 
    a su linterna mágica, 
    a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos, 
    a sus ojazos de seis nervios ópticos 
    y a sus hijos que juegan en la iglesia 
    y a sus tácitos padres infantiles! 
    ¡Salud, oh creadores de la profundidad!... (Es formidable.)

    César Vallejo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacables del siglo XX, nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. Estudió medicina, filosofía, derecho y ejerció el magisterio. Constantes en la obra de Vallejo son la solidaridad con el sufrimiento humano, su rebeldía contra la sociedad, la fe en la utopía revolucionaria y la muerte. En 1918 publicó Los heraldos negros, su primer libro de poemas, de influencia modernista. Fue encarcelado en 1920 al ser acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta. En ese tiempo escribió algunos de los poemas que formarían su segundo libro, Trilce. En 1923 se trasladó a Europa. Estuvo en París, en donde conoció a Gris, a Huidobro, fundó la revista Favorables París Poema y terminaría siendo expulsado por razones políticas. En Moscú conoció a Maiakovski. En 1931 se trasladó a España, se afilió al Partido Comunista y publicó Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y su novela social Tungsteno. Al año siguiente regresó a París, en donde vivió de forma clandestina. Cuando estalló la Guerra Civil española, recogió fondos para la causa republicana y viajó a Madrid y Barcelona para participar en distintos congresos de escritores. Murió en París en 1938. Un año después se publicó su poema más político, España, aparta de mí este cáliz, y una recopilación de su obra poética con el título de Poemas humanos.