Yeso, de César Vallejo | Poema

    Poema en español
    Yeso

    Silencio. Aquí se ha hecho ya de noche, 
    ya tras del cementerio se fue el sol; 
    aquí se está llorando a mil pupilas: 
    no vuelvas; ya murió mi corazón. 
    Silencio. Aquí ya todo está vestido 
    de dolor riguroso; y arde apenas, 
    como un mal kerosene, esta pasión. 

    Primavera vendrá. Cantarás «Eva» 
    desde un minuto horizontal, desde un 
    hornillo en que arderán los nardos de Eros. 
    ¡Forja allí tu perdón para el poeta, 
    que ha de dolerme aún, 
    como clavo que cierra un ataúd! 

    Mas... una noche de lirismo, tu 
    buen seno, tu mar rojo 
    se azotará con olas de quince años, 
    al ver lejos, aviado con recuerdos 
    mi corsario bajel, mi ingratitud. 

    Después, tu manzanar, tu labio dándose, 
    y que se aja por mí por la vez última, 
    y que muere sangriento de amar mucho, 
    como un croquis pagano de Jesús. 

    Amada! Y cantarás; 
    y ha de vibrar el femenino en mi alma, 
    como en una enlutada catedral. 

    César Vallejo, uno de los poetas hispanoamericanos más destacables del siglo XX, nació en Santiago de Chuco, Perú, en 1892. Estudió medicina, filosofía, derecho y ejerció el magisterio. Constantes en la obra de Vallejo son la solidaridad con el sufrimiento humano, su rebeldía contra la sociedad, la fe en la utopía revolucionaria y la muerte. En 1918 publicó Los heraldos negros, su primer libro de poemas, de influencia modernista. Fue encarcelado en 1920 al ser acusado injustamente de robo e incendio durante una revuelta. En ese tiempo escribió algunos de los poemas que formarían su segundo libro, Trilce. En 1923 se trasladó a Europa. Estuvo en París, en donde conoció a Gris, a Huidobro, fundó la revista Favorables París Poema y terminaría siendo expulsado por razones políticas. En Moscú conoció a Maiakovski. En 1931 se trasladó a España, se afilió al Partido Comunista y publicó Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin y su novela social Tungsteno. Al año siguiente regresó a París, en donde vivió de forma clandestina. Cuando estalló la Guerra Civil española, recogió fondos para la causa republicana y viajó a Madrid y Barcelona para participar en distintos congresos de escritores. Murió en París en 1938. Un año después se publicó su poema más político, España, aparta de mí este cáliz, y una recopilación de su obra poética con el título de Poemas humanos.