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  • La serpiente que danza, de Charles Baudelaire | Poema

La serpiente que danza, de Charles Baudelaire | Poema

  • Don Garfialo
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Poema en español
La serpiente que danza

¡Cómo me agrada ver, querida indolente, 
de tu cuerpo tan bello, 
como una estofa vacilante, 
reverberar la piel! 

Sobre tu cabellera profunda, 
de acres perfumes, 
mar oloroso y vagabundo 
de olas azules y sombrías, 

cual un navío que se despierta 
al viento matutino, 
mi alma soñadora apareja 
para un horizonte lejano. 

Tus ojos, en los que no se revela 
nada dulce ni amargo, 
son dos joyas frías en las que se mezcla 
el oro con el hierro. 

Al verte marchar cadenciosa, 
bella en tu abandono, 
se diría una sierpe que danza 
en el extremo de un bastón. 

Bajo el fardo de tu pereza 
tu cabeza de niño 
se balancea con la molicie 
de un joven elefante. 

Y tu cuerpo se inclina y se estira 
cual un fino navío 
que rola bordeando y sumerge 
sus vergas en el agua. 

Como un oleaje engrosado por la fusión 
de los glaciares rugientes, 
cuando el agua de tu boca sube 
al borde de tus dientes, 

yo creo beber un vino de Bohemia 
amargo y vencedor, 
¡un cielo líquido que esparce 
estrellas en mi corazón!

Charles Baudelaire

Charles Baudelaire (París, 9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue poeta, traductor y crítico. Considerado el precursor del movimiento simbolista y de la poesía moderna, su vida estuvo marcada por una infancia difícil y por los excesos, lo que lo convirtió en un "poeta maldito". En 1857, tras la publicación de Las flores del mal, fue acusado por atentar contra la moral pública, por lo que seis de sus poemas no vieron la luz hasta 1949. Baudelaire es un genio de la literatura francesa, único en el dominio del ritmo y la forma, enfrentado y atraído durante toda su vida por lo divino y lo diabólico, por lo que sus poemas describen al ser humano más glorioso y más mísero a la vez. Algunas de sus obras son: Los salones (1845-1846), Los paraísos artificiales (1860), su única novela, La Fanfarlo (1847), sus diarios íntimos, Cohetes, y sus numerosas traducciones de la obra de Edgar Allan Poe.

  • Las viejecitas, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

       I 


    En los pliegues sinuosos de las viejas capitales, 
    donde todo, hasta el horror, vuelve a los sortilegios, 
    espío, obediente a mis humores fatales, 
    los seres singulares, decrépitos y encantadores. 

  • El Monstruo, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

       I 


    En verdad, tú no eres, mi bienamada, 
    lo que Veuillot denomina una chiquilla. 
    El juego, el amor, la buena comida, 
    hierven en ti, ¡viejo caldero! 
    Ya no eres más fresca, amada mía, 

  • Un hemisferio en una cabellera, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    Déjame respirar mucho tiempo, mucho tiempo, el olor de tus cabellos; sumergir en ellos el rostro, como hombre sediento en agua de manantial, y agitarlos con mi mano, como pañuelo odorífero, para sacudir recuerdos al aire. 

  • Las muchedumbres, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    No a todos les es dado tomar un baño de multitud; gozar de la muchedumbre es un arte; y sólo puede darse a expensas del género humano un atracón de vitalidad aquel a quien un hada insufló en la cuna el gusto del disfraz y la careta, el odio del domicilio y la pasión del viaje. 

  • Tristezas de la luna, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    Esta noche la luna sueña con más pereza, 
    cual si fuera una bella hundida entre cojines 
    que acaricia con mano discreta y ligerísima, 
    antes de adormecerse, el contorno del seno. 

  • La invitación al viaje, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    Hay un país soberbio, un país de Jauja -dicen-, que sueño visitar con una antigua amiga.

  • El leteo, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    Ven a mi pecho, alma sorda y cruel, 
    tigre adorado, monstruo de aire indolente; 
    quiero enterrar mis temblorosos dedos 
    en la espesura de tu abundosa crin; 

  • ¡Matemos a los pobres!, de Charles Baudelaire | Poema

    Charles Baudelaire

    Durante quince días me recluí en la habitación, rodeado de los libros de moda entonces -hará diez y seis o diez y siete años-; quiero decir de los libros en que se trata del arte de hacer a los pueblos dichosos, buenos y ricos en veinticuatro horas.

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