Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador ó clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa ó a tu novia ó a tu novio ó a tus padres ó a cualquiera, no estás preparado.
No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso, no te consumas en tu amor propio. Las bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse con esa gente. No seas uno de ellos. No lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, a no ser que quedarte quieto pudiera llevarte a la locura, al suicidio o al asesinato, no lo hagas. A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que mueras ó hasta que muera en ti. No hay otro camino. Y nunca lo hubo.
Se supone que soy un gran poeta y tengo sueño por la tarde sé que la muerte es un toro gigantesco dispuesto a embestirme y tengo sueño por la tarde sé que hay guerras y hombres que pelean en el ring
La carne cubre el hueso y dentro le ponen un cerebro y a veces un alma, y las mujeres arrojan jarrones contra las paredes y los hombres beben demasiado y nadie encuentra al otro pero siguen buscando de cama
Todas las que conozco son putas, ex-putas, locas. Veo hombres con mujeres tranquilas, amables, los veo en los supermercados, los veo caminando por las calles juntos, los veo en sus departamentos: gente en paz, viviendo juntos. Sé que su paz
hablaba con los ratones y los gorriones y su cabello era blanco a los 16. su padre le golpeaba todos los días y su madre encendía velas en la iglesia. su abuela iba mientras el niño dormía y rezaba para que el diablo lo dejara libre de su poder sobre él
vino a la puerta una noche mojado flaco golpeado y aterrado un gato blanco bizco sin cola lo entré y alimenté y se quedó empezó a confiar en mí hasta que un amigo subió por mi calle y lo atropelló llevé lo que quedó a un veterinario que dijo, “no mucho
Sentado en un dormitorio oscuro con tres yonquis, mujeres. Hay bolsas de papel marrón con basura por todas partes. Es la una y media de la tarde. Hablan de manicomios, de hospitales. Están esperando una dosis. Ninguna de ellas trabaja.