en la cama con gripe leyendo a Rabelais
mientras el gato ronca
el inodoro
sisea
y me arden los ojos.
dejo a Rabelais
y parpadeo.
es lo que se hacen entre sí
todos
los escritores.
lo sustituyo
por una
cápsula
de vitamina C.
si tan sólo pudiéramos tragarnos
la muerte
de la misma manera (creo que
podemos)
o que la muerte nos
tragara
esa manera (creo que
puede).
la vida no es lo que
creemos que
es, sólo es lo que nos
imaginamos que
es
y para nosotros
lo que imaginamos
lo que imaginamos
acaba siendo
principalmente eso.
me imagino
liberado de esta
gripe.
me veo recorriendo las
aceras de nuevo entre
los tiburones
de este mundo…
mientras tanto, el gato, como la mayoría
de las demás cosas, se
acerca empujando.
lo aparto con cuidado,
pensando: Rabelais
tú sí que fuiste
grande.
después me tumbo mientras el techo
me observa y
espera.