En el sercreo arsenal del cuartel me paseo de rincón en rincón y la sangre sobresaltada me recorre como alguien desesperado por salvarse.
Invoco potestades y serafines para ocupar el sitio que me corresponde en el banquete de los liberados.
Una voz me atormenta sin cesar oigo correr verdugos sin boletos en esa misma red de soledad donde el zapato se encuentra con la rosa en un hermoso charol de fantasías...
De pronto, el corazón me salta como estrella diurna y todos los nudos se desatan en una caravana de atropellos.
Riela la luz en las sombras y me deslío en el encuentro con mis culpas una provincia más estrecha que mi cuarto y el ruín monolito se derrumba ante el mar vital de los abrazos.
Noche de jazz infinita, poema nunca acabado sonidos en mis oídos funden gotas de armonía me diluyo en la trompeta, soy serpiente con el saxo y en los acordes del bajo rumor erótico altivo...