Balada de un día de julio, de Federico García Lorca | Poema

    Poema en español
    Balada de un día de julio

    llevan los bueyes. 

     —¿Dónde vas, niña mía, 
    de sol y nieve? 

     —Voy a las margaritas 
    del prado verde. 

     —El prado está muy lejos 
    y miedo tiene. 

     —Al airón y a la sombra 
    mi amor no teme. 

     —Teme al sol, niña mía, 
    de sol y nieve. 

     —Se fue de mis cabellos 
    ya para siempre. 

     —Quién eres, blanca niña. 
    ¿De dónde vienes? 

     —Vengo de los amores 
    y de las fuentes. 

     Esquilones de plata 
    llevan los bueyes. 

     —¿Qué llevas en la boca 
    que se te enciende? 

     —La estrella de mi amante 
    que vive y muere. 

     —¿Qué llevas en el pecho 
    tan fino y leve? 

     —La espada de mi amante 
    que vive y muere. 

     —¿Qué llevas en los ojos, 
    negro y solemne? 

     —Mi pensamiento triste 
    que siempre hiere. 

     —¿Por qué llevas un manto 
    negro de muerte? 

     —¡Ay, yo soy la viudita 
    triste y sin bienes! 

    Del conde del Laurel 
    de los Laureles. 

     —¿A quién buscas aquí 
    si a nadie quieres? 

     —Busco el cuerpo del conde 
    de los Laureles. 

     —¿Tú buscas el amor, 
    viudita aleve? 
    Tú buscas un amor 
    que ojalá encuentres. 

     —Estrellitas del cielo 
    son mis quereres, 
    ¿Dónde hallaré a mi amante 
    que vive y muere? 

     —Está muerto en el agua, 
    niña de nieve, 
    cubierto de nostalgias 
    y de claveles. 

     —¡Ay! caballero errante 
    de los cipreses, 
    una noche de luna 
    mi alma te ofrece. 

     —Ah Isis soñadora. 
    niña sin mieles 
    la que en bocas de niños 
    su cuento vierte. 
    Mi corazón te ofrezco, 
    corazón tenue, 
    herido por los ojos 
    de las mujeres. 

     —Caballero galante, 
    con Dios te quedes. 

     —Voy a buscar al conde 
    de los Laureles... 

     —Adiós mi doncellita, 
    rosa durmiente, 
    tú vas para el amor 
    y yo a la muerte. 

     Esquilones de plata 
    llevan los bueyes. 

     —Mi corazón desangra 
    como una fuente. 

    Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 1936) fue un poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entró en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comenzó a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Formó parte de El Rinconcillo, tertulia de los artistas granadinos, donde conoció a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realizó una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, que inspiraron su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid, coincidiendo con numerosos artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Allí empezó a florecer su actividad literaria, con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). En 1929 viajó a Nueva York por sugerencia de Fernando de los Ríos, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría cuatro años después de su muerte, en 1940. En 1931 fundó el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hizo crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España, un año después, siguió publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba. En 1936, al regresar a Granada, fue detenido y fusilado por sus ideas liberales.