San Gabriel (Sevilla), de Federico García Lorca | Poema

    Poema en español
    San Gabriel

    (A D. Agustín Viñuales) 
     

    Un bello niño de junco, 
    anchos hombros, fino talle 
    piel de nocturna manzana, 
    boca triste y ojos grandes, 
    nervio de plata caliente, 
    ronda la desierta calle. 
    Sus zapatos de charol 
    rompen las dalias del aire, 
    con los dos ritmos que cantan 
    breves lutos celestiales. 
    En la ribera del mar 
    no hay palma que se le iguale, 
    ni emperador coronado 
    ni lucero caminante. 
    Cuando la cabeza inclina 
    sobre su pecho de jaspe, 
    la noche busca llanuras 
    porque quiere arrodillarse. 
    Las guitarras suenan solas 
    para San Gabriel Arcángel, 
    domador de palomillas 
    y enemigo de los sauces. 
    San Gabriel: El niño llora 
    en el vientre de su madre. 
    No olvides que los gitanos 
    te regalaron el traje. 

    II 

    Anunciación de los Reyes, 
    bien lunada y mal vestida, 
    abre la puerta al lucero 
    que por la calle venía. 
    El Arcángel San Gabriel, 
    entre azucena y sonrisa, 
    bisnieto de la Giralda, 
    se acercaba de visita. 
    En su chaleco bordado 
    grillos ocultos palpitan. 
    Las estrellas de la noche 
    se volvieron campanillas. 
    San Gabriel: Aquí me tienes 
    con tres clavos de alegría. 
    Tu fulgor abre jazmines 
    sobre mi cara encendida. 
    Dios te salve, Anunciación. 
    Morena de maravilla. 
    Tendrás un niño más bello 
    que los tallos de la brisa. 
    ¡Ay San Gabriel de mis ojos! 
    ¡Gabrielillo de mi vida! 
    Para sentarte yo sueño 
    un sillón de clavelinas. 
    Dios te salve, Anunciación, 
    bien lunada y mal vestida. 
    Tu niño tendrá en el pecho 
    un lunar y tres heridas. 
    ¡Ay San Gabriel que reluces! 
    ¡Gabrielillo de mi vida! 
    En el fondo de mis pechos 
    ya nace la leche tibia. 
    Dios te salve, Anunciación. 
    Madre de cien dinastías. 
    Áridos lucen tus ojos, 
    paisajes de caballista. 
      
    * * * 
      
    El niño canta en el seno 
    de Anunciación sorprendida. 
    Tres balas de almendra verde 
    tiemblan en su vocecita. 
      
    Ya San Gabriel en el aire 
    por una escala subía. 
    Las estrellas de la noche 
    se volvieron siemprevivas. 

    Federico García Lorca (Fuentevaqueros, 5 de junio de 1898 – camino de Víznar a Alfacar, 1936) fue un poeta y dramaturgo español, adscrito a la generación del 27. Desde pequeño entró en contacto con las artes a través de la música y el dibujo. En 1915 comenzó a estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho, en la Universidad de Granada. Formó parte de El Rinconcillo, tertulia de los artistas granadinos, donde conoció a Manuel de Falla. Entre 1916 y 1917 realizó una serie de viajes por España con sus compañeros de estudios, que inspiraron su primer libro Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se instaló en la Residencia de Estudiantes de Madrid, coincidiendo con numerosos artistas e intelectuales como Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí. Allí empezó a florecer su actividad literaria, con la publicación de obras como Libro de poemas (1921) o El maleficio de la mariposa (1920). En 1929 viajó a Nueva York por sugerencia de Fernando de los Ríos, plasmando este viaje en Poeta en Nueva York, que se publicaría cuatro años después de su muerte, en 1940. En 1931 fundó el grupo teatral universitario La Barraca, para acercar el teatro al pueblo mediante obras del Siglo de Oro. Otro viaje a Buenos Aires en 1933 hizo crecer más su popularidad con el estreno de Bodas de Sangre y a su vuelta a España, un año después, siguió publicando diversas obras como Yerma o La casa de Bernarda Alba. En 1936, al regresar a Granada, fue detenido y fusilado por sus ideas liberales.