Me dan los dados, dicen: ¿tiras o la muerte? con ellos juegas con su juego vives donde nace la fórmula te haces donde se rompe acabas. Y si te dan los dados te dirán: ¡juega la vida! porque los dados son la cara del insomnio y la pena y otros hasta doce retratos. Por eso te dirán: apenas dejo yo dinero en este par ¡ya!, dobles, para ti la suerte -Para mí la desgracia, centeno y sidra, esa fue mi desdicha. Rancio es el olor de la taberna, sé lo que juego y si lo arriesgo es ocio, no aventura. -¡Tira los dados! Seis figuras contiene cada uno la muerte se desliza entre los puntos negros suma su sino goza la ganancia. -Tirar pá qué. Los pentotales nada. -Para eso estamos, dale ya, no jodas. Tiro, rodean el tablero, giran matan. -Mal paso. Siempre fue así, entre cebada y hule de pequeño ahora de grande con acero y cristal. Cojo los dados, los peso, arrojo y ¡dame! azar, peso del tiempo, sacrilegio, cantan bailan suben bajan regocijo geométrico galanteo de puntos. Resultado. Avena y trébol, tristeza misma de bacalao y patata norma del hombre que nunca fuese al cine. Esto es así: comprender que las fórmulas vacilan ante la regla la matemática se incendia ante el derecho lo abstracto teme a la barbarie del fascista concreto.
Ahora es mi turno, cuando cierro los ojos y me olvido de ti, de tu salvaje higuera y tus higos salvajes, cuando tu carne, como un libro de cuentos, resplandece en la noche a la luz de un hogar mediterráneo; y me dejo cegar por el brillo solar de la memoria
Literatura es la forma de historia como si hacer poesía fuera la leyenda de una sola palabra monasterios helados la tinta fue sacada con pólvora desde el puente de mando o ante las ruinas nadando para cruzar el río o unidos a naciones extrañas
Me dan los dados, dicen: ¿tiras o la muerte? con ellos juegas con su juego vives donde nace la fórmula te haces donde se rompe acabas. Y si te dan los dados te dirán: ¡juega la vida!