¿Quién mata con más rigor?
Amor.
¿Quién causa tantos desvelos?
Celos.
¿Quién es el mal de mi bien?
Desdén
¿Qué más que todos también
una esperanza perdida,
pues que me quitan la vida
amor, celos y desdén?
Céfiro blando, que mis quejas tristes
tantas veces llevaste; claras fuentes,
que con mis tiernas lágrimas ardientes,
vuestro dulce liquor ponzoña hiciste;
selvas que mis querellas esparcites,
ásperos montes a mi mal presentes,
ríos, que de mis ojos siempre ausentes,
veneno al mar como tirano distes:
pues la espera de rigor tan fiero
no me permite voz articulada,
decid a mi desdén que por él muero.
Que si la viere el mundo transformada
en el laurel, que por dureza espero,
de ella veréis mi frente coronada.